Con poco más de 21 años, aún en el filo de la fama –acababa de ganar la categoría de Nuevas propuestas en el Festival de San Remo con “La solitudine”– Laura Pausini (Faenza, 1971) afirmó: “Creo en Dios y soy practicante, siempre he cantado en el coro de la iglesia”. Aquel coro era el de Solarolo, cerca de Rávena, donde todavía vivía con sus padres. Aquella iglesia también sobrevive en la memoria de Pausini: “Soy muy católica. Ciertamente, creo mucho en Dios y aprendí a conocerlo y amarlo, a tener fe, en mi parroquia de Solarolo, en la Romaña. La frecuento desde que era niña”.
Aquella mujer, más de setenta millones de discos después, sigue reconociéndose “iluminada por la fe en Dios”, como confesó su amigo Andrea Bocelli. Y le acaba de cantar al papa León XIV una versión de aquellas canciones a las que ponía voz en Solarolo: “Fratello sole, sorella luna”, el tema entonado por Claudio Baglioni que Franco Zeffirelli incluyó en la banda sonora de su famoso ‘biopic’ sobre san Francisco de Asís –al que daba vida Graham Faulkner– estrenado en 1972. “Dulce es sentir / cómo mi corazón / ahora humildemente / está naciendo Amor”, cantó Pausini a partir de los versos de ‘El Cántico de las criaturas ‘de san Francisco de Asís.
Un tema “elegido a propósito”, como lo describió Pausini, “en tributo a la música que me formó” y también a “la luz, la humildad y la belleza espiritual” del Poverello. Justamente, el Papa recibió a la intérprete y compositora en el umbral de su viaje a Asís –“ha sido verdaderamente providencial”, señaló el Pontífice–, en una audiencia privada en el aula Pablo VI junto a su mánager, Tommaso Perna, y una delegación de la redacción en Italia de la revista ‘Billboard’, encabezada por su directora, Silvia Danielli: “He vivido un día surrealista y extraordinario y me siento profundamente honrada de haber recibido el Global Icon Award del Billboard Women in Music en presencia del Santo Padre, el papa León XIV”, escribió la propia Pausini en su cuenta de Instagram.
“A quien he querido regalar algo personal –prosiguió–, una canción a la que estoy muy unida desde que la cantaba en la iglesia cuando era niña. Le regalé ‘Fratello sole, sorella luna’, inspirada en el Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís, ya que, a partir del año que viene, el día de nuestro patrón de Italia será fiesta nacional”. En cualquier caso, esa no fue la sorpresa: “¿Quién hubiera dicho que León XIV era fan de Laura Pausini desde sus inicios, es decir, desde su primer San Remo, en 1993?”, se pregunta Ester Palma en ‘Corrierre della Sera’.
El Papa lo admitió en español, idioma en el que Pausini canta asiduamente: “Mi secretario Edgar y yo somos fans suyos desde siempre, desde cuando era usted muy joven, desde San Remo”. Del padre Edgard Rimaycuna Inga, su secretario peruano, llegó a decirle en la auletta que es “el mayor admirador, si no del mundo, al menos de América Latina”. La cantante, rigurosamente de negro, solo acertó a decir: “Me siento superbendecida, todo esto me impresiona un poco”. A Prevost se le oye echar cuentas sobre cuándo fue el primer concierto de Pausini en Perú: en 1995, con apenas 24 años.
Esos eran los años en que Pausini, por ejemplo, celebró la humanidad de la madre Teresa de Calcuta, en “Buone verità”, una letra escrita por la propia cantante en el álbum ‘La mia risposta’, el cuarto que publicó: “Una gran verdad que jamás morirá, / cuanta voluntad, en un mundo / donde la gente mantendrá el alma inocente”. Para el papa León XIV, como le dijo a la artista, en sus canciones habita “un mensaje de esperanza en cada palabra, coherente con los valores del Evangelio”.
Laura Pausini nunca ha escondido su fe; al contrario, admite que es fundamental para su inspiración y su vida. De hecho, ha llegado a cantar en Lourdes repetidas veces. “La música es una forma de oración cuando nace del corazón y busca el bien común”, le dijo Prevost, admirador de algunas de sus canciones más emblemáticas. “Es un hombre que inspira paz y humildad”, dijo más tarde del Pontífice la cantante, que hizo bandera de la música como herramienta de “unión y sanación espiritual”.