La parroquia de los Doce Apóstoles, en la madrileña calle Velázquez, fue ayer el templo escogido por la familia de Francisco Franco y por la fundación que lleva el nombre del dictador para acoger un funeral con motivo de los cincuenta años de su muerte. Una eucaristía en que se pudo constatar un cambio generacional en quienes acudían, con una presencia de jóvenes notable con respecto a convocatorias anteriores.
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Ante la puerta de una iglesia abarrotada de fieles, irrumpieron dos mujeres del movimiento Femen, a pecho descubierto y gritando “Al fascismo, ni honor ni gloria” y “Fascismo legal, vergüenza nacional”. Las activistas fueron increpadas por quienes acudían a la misa. Uno de los responsables del tenderete con objetos vinculados a la era franquista persiguió a las mujeres para intentar frenarlas en seco mientras ellas le respondían “Señor, que no toque, que no toque”.
En el interior de la parroquia, la eucaristía se celebró sin que se pronunciara homilía elogiosa alguna al dictador. Tan solo se le mencionó como cualquier otro difunto y se recordó al comienzo de la celebración que el acto estaba convocado para rezar “por Francisco Franco”.
Al termina la misa, varias decenas de participantes se concentraron a las puertas de la parroquia. En ese momento, se entonó el himno de la Falange y el Cara al Sol, además de gritar “Viva Franco, viva Cristo Rey”. A esto se sumaron proclamas contra el Gobierno (“¡Pedro Sánchez, hijo de puta!”), contra la Iglesia actual (“¡Obispos traidores!”) y contra los medios de comunicación presentes.