Herwig Gössl ha defendido que vetar a AfD es comprensible, pero no basta: “El descontento encontrará nuevas vías”
Berlin (Germany), 09/06/2024.- Alternative for Germany (AfD) right-wing political party co-chairman Tino Chrupalla (R) and Alternative for Germany (AfD) right-wing political party deputy chairwoman Alice Weidel (L) celebrate during the Alternative for Germany (AfD) election event in Berlin, Germany, 09 June 2024. The European Parliament elections take place across EU member states from 06 to 09 June 2024, with the European elections in Germany being held on 09 June. (Elecciones, Alemania) EFE/EPA/FILIP SINGER
El arzobispo de Bamberg, Herwig Gössl, ha afirmado este lunes que una posible ilegalización del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) sería, en principio, comprensible, pero insuficiente. “Mi intuición me dice: prohibámosla, y entonces por fin tendremos paz y tranquilidad”, confesó durante un acto en Núremberg. “Pero no es tan sencillo, porque este descontento encontrará nuevas vías de expresión”.
Gössl advirtió que, incluso si se prohíbe AfD, las posturas extremistas seguirán presentes, por lo que urgió a preguntarse por qué tantos ciudadanos siguen votando a esta formación como forma de castigo al resto del espectro político.
El prelado rechazó que la Iglesia deba abstenerse de intervenir en cuestiones políticas. “Es imposible prescindir de la política”, dijo con contundencia, y recordó que cuanto más fiel es la Iglesia a su misión —anunciar que Dios se hizo hombre— más comprometida se vuelve con los problemas reales de la humanidad. La declaración tuvo lugar durante una mesa redonda organizada por la Asociación de Centros de Educación Social Católica en Alemania.
Eso sí, Gössl fue claro al distinguir entre lo político y lo partidista. Aseguró que el púlpito no debe usarse para respaldar ni atacar a partidos o figuras concretas, pero sí como espacio para defender principios fundamentales como la dignidad de toda persona. A su juicio, el límite desde la perspectiva cristiana se cruza cuando se pisotea ese valor, ya sea en el debate social o dentro de la propia Iglesia.
Por ello, instó a cultivar una escucha activa, incluso hacia quien piensa distinto. “Hay que hablar con la gente, tratar de comprender sus posturas, aunque no las compartamos”, dijo. Ese ejercicio, añadió, puede propiciar también una transformación en uno mismo y allanar el camino hacia puntos de encuentro.
Frente a los discursos simplistas que ofrecen respuestas inmediatas, Gössl defendió el valor de las posiciones equilibradas: “El mundo no es blanco o negro”. La polarización, advirtió, genera más inseguridad y abre la puerta a las propuestas extremas.