El Papa ha exhortado a los representantes pontificios a vivir su vocación con humildad, cercanía y espíritu misionero allí donde falten la justicia y la paz
El papa ha recibido este lunes en audiencia a los sacerdotes en misión diplomática en las nunciaturas de todo el mundo. En su discurso, León XIV les ha recordado que su labor, exigente y a menudo solitaria, no debe alejarlos de su identidad profunda: “Sed sacerdotes enamorados de Cristo y dedicados a la edificación de su Cuerpo”.
Con motivo del Jubileo de la Esperanza, el pontífice ha reconocido el servicio de estos enviados de la Santa Sede como una “presencia viva de la Iglesia y de la solicitud pastoral del Papa” en contextos muchas veces atravesados por el conflicto, la pobreza o el desánimo. Por eso les ha pedido mantener “un corazón ardiente para Dios y abierto para los hombres”, y apoyarse siempre en “la fuerza de los sacramentos, la fraternidad y la docilidad al Espíritu Santo”.
Asimismo, el Papa ha hecho un llamamiento a evitar el aislamiento y a cultivar vínculos tanto con sus Iglesias de origen como con las comunidades donde están destinados. “Cuando el sentido de pertenencia se debilita, sobreviene la desmotivación: entonces somos como árboles sin raíces”, ha advertido. Por el contrario, quien se mantiene enraizado en su vocación puede dar fruto incluso cuando es “trasplantado” a nuevas tierras.
En un gesto especialmente significativo, León XIV les ha animado a cultivar su vida espiritual acudiendo diariamente a “su Horeb interior”, recordando que en cada nunciatura hay una capilla que es “el verdadero centro de la casa”. Allí, ha dicho, se reza por la Iglesia universal, y desde allí se renueva la misión de ser “sal de la tierra y luz del mundo”.
Por último, el Papa ha invitado a todos los colaboradores diplomáticos a ser “peregrinos de esperanza” en medio de un mundo herido, y les ha confiado a la intercesión de los santos Pedro y Pablo y de la Virgen María, Mater Ecclesiae: “Custodiad el milagro de la gracia que habéis recibido. Donde faltan la justicia y la paz, sed vosotros signos de reconciliación y fermento de unidad”.