El Papa recibe en audiencia a representantes del mundo del cine como Cate Blanchett, Chris Pine, Adam Scott y Spike Lee
Dentro de las audiencias jubilares, el papa León XIV ha recibido en audiencia a los representantes del mundo del cine como Cate Blanchett, Chris Pine, Adam Scott, Viggo Mortensen, Monica Bellucci y Spike Lee en el Palacio Apostólico Vaticano. Y es que, destacó el pontífice, “el cine es un arte joven, soñador y un poco inquieto”. A punto de cumplirse 130 años de la primera proyección de los hermanos Lumière, el séptimo arte ha evolucionado “hasta convertirse en expresión de la voluntad de contemplar y comprender la vida, de contar su grandeza y fragilidad, de interpretar su nostalgia de infinito”.
Para el Papa el cine es “un arte popular en el sentido más noble, que nace para todos y habla a todos”. “Es hermoso reconocer que, cuando la linterna mágica del cine se enciende en la oscuridad, se enciende simultáneamente la mirada del alma, porque el cine sabe asociar lo que parece ser solo entretenimiento con la narración de la aventura espiritual del ser humano”, destacó. Por ello, clamó: “Me reconforta pensar que el cine no es solo imágenes en movimiento: ¡es poner en movimiento la esperanza!”
Frente a los cines, lamentó que “hoy en día, vivimos con las pantallas digitales siempre encendidas. El flujo de información es constante. Pero el cine es mucho más que una simple pantalla: es una encrucijada de deseos, recuerdos y preguntas. Es una búsqueda sensible donde la luz perfora la oscuridad y la palabra se encuentra con el silencio. En la trama que se desarrolla, la mirada se educa, la imaginación se expande e incluso el dolor puede encontrar un sentido”. Por ello, reivindicó ante la “erosión” que sufren los cines que “las estructuras culturales como los cines y los teatros son el corazón palpitante de nuestros territorios, porque contribuyen a su humanización. Si una ciudad está viva es también gracias a sus espacios culturales: debemos habitarlos, construir relaciones en ellos, día tras día”.
“La belleza no es solo evasión, sino sobre todo invocación. El cine, cuando es auténtico, no solo consuela: interpela”. Por ello destacó el trabajo de los actores como “signos luminosos”, “estáis en camino como peregrinos de la imaginación, buscadores de sentido, narradores de esperanza, mensajeros de humanidad”, clamó. “La Iglesia os mira con estima a vosotros que trabajáis con la luz y con el tiempo, con el rostro y con el paisaje, con la palabra y con el silencio”. “Nuestra época necesita testigos de esperanza, belleza y verdad: vosotros, con vuestro trabajo artístico, podéis serlo. Recuperar la autenticidad de la imagen para salvaguardar y promover la dignidad humana está en el poder del buen cine y de quienes lo crean y protagonizan”.
Finalmente destacó que “la realización de una película es un acto comunitario, una obra coral en la que nadie basta por sí mismo. Todos conocen y aprecian la maestría del director y la genialidad de los actores, pero una obra sería imposible sin la dedicación silenciosa de cientos de otros profesionales” por lo que “cada voz, cada gesto, cada competencia contribuye a una obra que solo puede existir en su conjunto”. “Que vuestro cine siga siendo siempre un lugar de encuentro, un hogar para quienes buscan sentido, un lenguaje de paz. Que nunca pierda la capacidad de sorprender, siguiéndonos mostrando aunque sea un solo fragmento del misterio de Dios”, deseó finalmente.