Cultura

Nueva York consagra la inmigración en Saint Patrick

| 08/11/2025 - 01:08





En plena caza al inmigrante, con detenciones y deportaciones en Los Ángeles, Chicago y Nueva York, la “iglesia parroquial de América”, como se conoce a la catedral de Saint Patrick, en Manhattan, les da cobijo, los reivindica y los convierte, además, en sagrados en un enorme mural que alcanza los 7,6 metros de altura. “Pensé que podrían decir: ‘No queremos meternos en estas aguas’, pero ocurrió lo contrario. Dijeron: ‘Queremos seguir adelante’”, afirma el autor, Adam Cvijanovic, sobre el propio Arzobispado de Nueva York.



Cvijanovic (Cambridge, 1960) ha titulado su gran obra ‘What’s So Funny About Peace, Love and Understanding?’ (¿Qué tienen de gracioso la paz, el amor y el entendimiento?), en referencia a un famoso tema del gran Elvis Costello, y que representa la llegada de inmigrantes a la ciudad de Nueva York en el siglo XIX y también hoy día. “Es una celebración de una ciudad que ha sido construida por inmigrantes y donde estos han sido bienvenidos”, explica el cardenal Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York.

Principio unificador

“Hay un poco de oportunidad en la controversia sobre los inmigrantes –denunciaba Dolan en ‘The New York Times’–. Si alguien dice que esto habla de la sacralidad de los inmigrantes y de una parte apreciada del legado de la Iglesia, eso es bueno. La inmigración solía ser un principio unificador. Era casi patriótico estar a favor de los inmigrantes. Ahora es motivo de división. Espero que esto ayude a unir a la gente”.

El cardenal Dolan con A. Cvijanovic, en la catedral de Saint Patrick de Nueva York

El gran mural lo ha situado Cvijanovic en el nártex de la catedral por decisión de Dolan, que ha querido que el primer gran encargo artístico desde que se instalaron en 1949 las puertas de bronce en la entrada de la Quinta Avenida, esté a la vista de todos. “Es importante que la pintura sea accesible para las personas que no tienen relación con la actividad devocional –afirma el muralista–. Quiero que la gente pueda verse reflejada en él. Hay muchas obras de arte público excelentes en las que eso no ocurre”.

Personas reales

Cvijanovic, afincado en Brooklyn, es hijo de un profesor de la Escuela de Diseño de Harvard nacido en la antigua Yugoslavia. “Cuando empecé a pintar este cuadro, pensé que lo interesante era centrarme en las personas y los retratos –añade–. Por eso, todos los personajes son personas reales. Todos son retratos. Incluso los ángeles. Y eso me pareció algo realmente importante, hablar de la gente de la ciudad, de todos ellos, y tenerlo en algún lugar al que la gente pudiera ir en Nueva York y sentirse reconocida en un contexto de respeto y esperanza”.

Mural obra de Adam Cvijanovic, en la catedral de Saint Patrick de Nueva York

La sección dedicada a la migración reproduce, en primer lugar, a los irlandeses que llegaron a Nueva York durante la gran hambruna de 1845 a 1849, justamente en el momento en el que desembarcan. Enfrente, los ahora perseguidos –hispanos, asiáticos– están representados a la izquierda de la puerta en actitud de espera. Encima de ellos, el Cordero de Dios. “Espero que sea una inspiración para todos los que entran, que no solo somos bienvenidos, sino que también estamos invitados a marcar la diferencia y a dejar que Dios brille a través de nosotros”, explica el padre Enrique Salvo, inmigrante de Nicaragua que hoy es rector de la catedral neoyorquina. “Si me lo hubieran dicho, nunca lo habría creído –prosigue–. Pero con Dios todo es posible”.

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