En su encuentro, el Papa ha reclamado una “rotación fructífera de responsabilidades” y ha alertado del peligro de las “aguas estancadas” en el ejercicio de la autoridad
León XIV superiores mayores
El papa León XIV ha dirigido hoy unas palabras a los participantes en la 65ª Asamblea General de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores (CISM). En ellas, el Pontífice ha valorado que hayan escogido como lema del encuentro ‘Gobernar la esperanza’, y ha subrayado que “se trata de una perspectiva que invita a la reflexión, pues refleja la riqueza y la complejidad del tiempo de gracia que vive la Iglesia”.
Dirigiéndose a los religiosos, León XIV ha reconocido la aportación histórica y presente de la vida consagrada al dinamismo de la Iglesia: “La presencia de los religiosos siempre ha sido significativa y providencial, como fermento, profecía y fortaleza para todo el Pueblo de Dios”.
Del mismo modo, el Papa ha valorado, en clave de sinodalidad, el legado de las familias religiosas como laboratorios de comunión. “A lo largo de los siglos han aprendido a armonizar los dones individuales con la misión común”, ha dicho, en un ejercicio comunitario de discernimiento que puede ahora “contribuir a los esfuerzos que se realizan en todo el mundo en este sentido”.
Eso sí, ha advertido que este patrimonio “no puede considerarse algo definido y estático”, porque es “fruto de un dinamismo de vida y fe que necesita evolucionar, crecer y expresarse”. Para ello, el ejercicio de gobierno debe ser entendido como servicio y aliento: “El ministerio de autoridad puede contribuir significativamente con formas y estilos de gobernanza adecuados para inspirar esperanza”.
En línea con el Documento Final del Sínodo, León XIV ha señalado tres actitudes clave para un liderazgo fecundo: “discernimiento eclesial, atención a los procesos de toma de decisiones y el compromiso de rendir cuentas de las propias acciones y evaluar sus resultados y métodos”. Y ha pedido expresamente evitar el autoritarismo: “El diálogo sincero, el compartir y la corrección fraterna pueden contribuir en gran medida a evitar y contrarrestar cualquier tendencia particularista y autorreferencial”.
Para el Papa, este modo de ejercer la autoridad es un camino de libertad y de conversión continua. “Es un camino de purificación que busca que las personas y las comunidades tengan cada vez mayor libertad para hacer el bien”, ha subrayado. Por eso ha insistido en la necesidad de una constante renovación: “La fidelidad carismática renovada requiere un desprendimiento constante de estructuras y vínculos que no son esenciales, o incluso perjudiciales”.
Una de las llamadas más explícitas del mensaje ha sido a “fomentar, en las formas de gobernanza, una rotación fructífera de responsabilidades y funciones”, huyendo de “actitudes estáticas que corren el riesgo de generar rigidez y esclerosis”. Y ha rematado: “El papa Francisco nos ha advertido repetidamente del peligro de las aguas estancadas”.