El vicepresidente de la Asociación Internacional denuncia la organización de rituales “de magia y brujería con intenciones lúdicas, aparentemente inofensivas”
Calabaza de Halloween
Se acerca la víspera de Todos los Santos y parece que es satanismo vive una de sus mejores semanas. Así lo advierte el sacerdote Francesco Bamonte, vicepresidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, en una reflexión sobre la noche de Halloween y su conexión con “la neomagia Wicca y del satanismo” que concluye su “cuaresma blasfema” con “acciones y rituales cada vez más abominables” frente a “la hermosa y luminosa noche de la Fiesta de Todos los Santos”.
“Halloween propone temas oscuros como la violencia homicida, la burla de la muerte o su exaltación desesperada, lo macabro, el horror, lo oculto, la brujería, lo demoníaco” a través de disfraces de “monstruos, vampiros, fantasmas, esqueletos, hombres lobo, zombis, brujas y demonios”, señala en un post en la web oficial de la asociación sobre esta “fiesta colectiva, consumista y al mismo tiempo irracional” propia de “un renacimiento neopagano” en el que los “círculos ocultistas y satánicos, disfrazados bajo la etiqueta de asociaciones culturales, organizan para la ocasión, ya en las semanas previas al 31 de octubre, espectáculos que forman parte de una estrategia precisa que no es en absoluto casual. Llegan incluso a organizar escuelas de magia y brujería con intenciones lúdicas, aparentemente inofensivas… Se trata de un engaño para las familias y una trampa para los niños y los jóvenes”, denuncia.
Recordando las tradiciones celas de la fiesta de Samhain, presenta Halloween como la “representación y relanzamiento de una fiesta religiosa pagana durante la cual se realizaban rituales mágicos con sacrificios de animales e incluso humanos”. Esto ha llegado al movimiento llamado Wicca de brujería y “para los adoradores del diablo, los satanistas, la fiesta principal de sus inmundas celebraciones —el comienzo del año satánico— es precisamente esa noche” del 31 de octubre.
Por ello, defiende que “celebrar Halloween a nivel social con una peligrosa superficialidad, en lugar de promover los valores de la no violencia, la paz, la belleza y la armonía, es un signo de grave oscurecimiento de las conciencias”. Y quienes lo celebran “aunque no tengan la intención de unirse a la brujería ni de celebrar al demonio, de hecho se comunican con estas realidades tenebrosas”. “Bajo la forma de juego y diversión, introduce y acostumbra a los niños y jóvenes a la ‘oscuridad’ tanto física como moral, porque hace que la «cultura de la muerte» se convierta en algo normal para ellos”, advierte.
“Los niños, los adolescentes y los jóvenes necesitan belleza, no fealdad; necesitan bondad, no maldad; necesitan verdad, no mentira; necesitan el bien, no el mal”, reivindica apelando a la nueva evangelización. Por ello alaba las vigilias organizadas en muchas diócesis con adoración ante el Santísimo Sacramento, el reparto de estampas de santos con los niños o la difusión de un vídeo explicativo por parte de la Asociación Internacional de Exorcistas.