Fotograma de la película 'Los Domingos'
“Quédate, que las noches sin ti duelen…”. Pantalla en negro. Solo se escuchan los versos de cabecera de Quevedo. No el del Siglo de Oro, sino el reguetonero. Unos acordes apelotonados dan la bienvenida hasta que la melodía se frena para que el sonido ambiente de la quietud lleve al espectador a un convento.
Así arranca ‘Los Domingos’, la ganadora de la Concha de Oro 2025, el máximo galardón que otorga el jurado del Festival de Cine de San Sebastián celebrado el pasado mes de septiembre. La cinta lleva la firma de Alauda Ruiz de Azúa, cineasta vizcaína que ya se había metido en el bolsillo a unos y a otros tanto con la película ‘Cinco lobitos’ como con la serie ‘Querer’.
Ahora, en su empeño de explorar las relaciones humanas en lo cotidiano, da un giro para introducir a Dios en la ecuación. “Eso es serio, lo de la vocación…”, desliza uno de los personajes centrales de la trama cuando Ainara suelta casi sin anestesia que está en pleno proceso de discernimiento con la mirada puesta en la vida contemplativa.
Sí. Una directora y guionista ajena a la Iglesia se adentra en las motivaciones que pueden llevar a una joven a plantearse ser monja y cómo este proceso abierto descoloca a su entorno. Y un grupo de mujeres consagradas asiste, de la mano de ‘Vida Nueva’, a un pase especial de ‘Los Domingos’ unos días antes de su estreno en los cines de toda España el 24 de octubre. Visionado de la cinta y coloquio posterior con Silvia Rozas, hija de Jesús y secretaria general adjunta de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER); Laura Moreno, laica de la Institución Teresiana y delegada episcopal de Juventud de la Archidiócesis de Madrid; María García Olloqui, religiosa de los Sagrados Corazones, consejera provincial y formadora; y Claudia Hernández Sánchez, novicia de los Sagrados Corazones.
El primer balance coral, después de las casi dos horas en la butaca: aplauso solo por el hecho de querer abordar desde fuera lo que pasa dentro. Por descargar de no pocos prejuicios el guión y el objetivo de la cámara, y por lo interpelante del relato sobre cómo se percibe hoy en una sociedad postcristiana todo lo que se vincula a la Iglesia y a la espiritualidad. “Valoro el planteamiento de la película, el guión en el que la directora busca no tomar postura condenando o canonizando el hecho religioso, así como el trabajo impecable de los actores”, sentencia Laura Moreno para abrir fuego, que regala un elogio más: “La música me parece un acierto, al igual que los silencios, porque son capaces de crear los climas religiosos, casi como si se constituyeran en un lenguaje en sí mismo”. (…)
Al adentrarse en cómo vive esta aventura interna y externa la protagonista, María García lo tiene claro: “Ainara me transmite mucha soledad. Aunque aparecen las figuras de la dirección espiritual y se habla de acompañamiento, en el fondo da la sensación de que, más allá de algún diálogo sosegado, no se percibe un compartir cotidiano con el resto de personajes de cómo se va moviendo su interior y de cómo le podrían ir interpelando determinados signos”.
“Yo me he visto representada en ese primer momento en el que tú le preguntas a Dios el porqué de su llamada: ¿cómo voy a ser monja?, ¿qué está pasando con mi vida? Ese primer ‘shock’ de descoloque lo he identificado plenamente”, confiesa Claudia Hernández, que sí difiere algo más en cómo se aborda la respuesta en libertad en ‘Los Domingos’.
“Para mí, el momento clave para dar el paso a entrar en una comunidad es cuando eres capaz de discernir que lo que quiere Dios es también lo que quieres tú”, añade Silvia Rozas. “La voluntad de Dios no viene de fuera para fastidiarte la vida. Es verdad que al principio te desubica, porque rompe con las expectativas que tú misma tienes para ti y te lleva a asustarte, pero no es de Dios generar una ruptura total”, apostilla María. “Mi vocación siempre estuvo motivada por lo que supone el cristianismo como opción radical en el seguimiento concreto, en esa gota de agua en el océano que estamos llamados a aportar en medio del mundo, a la transformación social desde optar por Jesús de Nazaret”, manifiesta Laura desde su “vocación de consagración en el estado laical”.
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