“No caigamos en la tentación de la tristeza, sino dejemos que Cristo Resucitado nos acompañe y nos ilumine con su luz que disipa toda oscuridad”. Así se ha expresado el papa León XIV durante su catequesis en la audiencia general de los miércoles, que ha congregado a miles de fieles en la plaza de San Pedro.
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Continuando su reflexión sobre la resurrección de Jesucristo, el Pontífice ha recordado que “este acontecimiento central de nuestra fe puede curar una de las enfermedades de nuestro tiempo, que es la tristeza”. “Se trata de un sentimiento de pena y vacío que nos lleva a perder el sentido y la fuerza de la vida, provocando en nuestros corazones desolación y desesperanza”, ha agregado.
Para Robert Francis Prevost, “un ejemplo de cómo Jesús sana nuestra tristeza podemos encontrarlo en el relato de los discípulos de Emaús. Después de la muerte de Jesús, ellos se van de Jerusalén. En el camino, el Señor sale a su encuentro, escucha su aflicción y, como la tristeza no les deja reconocerlo, les explica las Escrituras, para que comprendan el misterio de la cruz y sus corazones se abran a la esperanza”.
Por eso, “a pesar de que cae la noche, los discípulos le piden que se quede con ellos y, al reconocerlo en la fracción del Pan, renace la alegría. Jesús ha resucitado y eso cambia todo. Él nos ha salvado y nos salva, infundiendo una nueva esperanza en nuestras vidas”, ha añadido.
León XIV en la audiencia general
Recuerdo a Juan Pablo II
En su saludo a los peregrinos de lengua española, León XIV ha pedido al Señor que “sepamos reconocer su presencia en el camino de nuestra vida, especialmente en los momentos de tristeza y oscuridad, y que la alegría de la Pascua sea el distintivo de nuestro compromiso misionero”.
Por otro lado, en su saludo a los peregrinos polacos, el Papa ha recordado que hoy se celebra la memoria litúrgica de san Juan Pablo II. “Hace exactamente 47 años, en esta plaza, instó al mundo a abrirse a Cristo. Este llamamiento sigue vigente hoy: todos estamos llamados a hacerlo nuestro”, ha subrayado.