A un año de su asesinato en Chiapas, señala que “la condena del autor material del crimen, no ha respondido a las preguntas fundamentales: ¿quién ordenó el asesinato?, ¿quién lo planeó, quién lo permitió, quién lo encubrió?”
Peregrinación por el padre Marcelo Pérez, a un año de su homicidio. Foto: Diócesis de San Cristóbal de Las Casas
El 20 de octubre se cumplió un año del asesinato del sacerdote indígena tsotsil, Marcelo Pérez Pérez, cuyo autor material Edgar ‘N’ fue detenido días después del crimen -perpetrado en el estado de Chiapas- y sentenciado posteriormente a 20 años de prisión.
El sacerdote pertenecía a la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas (Chiapas), por lo que, a un año de su muerte, miles de feligreses llevaron a cabo un peregrinaje durante alrededor de ocho kilómetros en esa entidad, para recordar a su sacerdote y exigir justicia.
En ese contexto, la Iglesia en México a través de su iniciativa ‘Diálogo Nacional por la Paz’ se unió al “clamor de las comunidades de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas y de la sociedad civil, que reclaman una justicia completa, transparente y reparadora”.
Para la Iglesia, “el proceso abreviado que llevó a la condena del autor material del crimen, no ha respondido a las preguntas fundamentales que el pueblo de Chiapas y de México siguen haciéndose: ¿Quién ordenó el asesinato del padre Marcelo? ¿Quién lo planeó, quién lo permitió, quién lo encubrió?”.
Asimismo, consideró que una justicia que no nombra a los autores intelectuales, ni desmantela las estructuras del poder criminal y caciquil “que domina amplias regiones de Chiapas, no es justicia, es simulación“.
Exigió a la Fiscalía General de la República y a la Secretaría de Seguridad y Participación Ciudadana que continúen la investigación y sancionen a los responsables intelectuales del crimen, garantizando la protección de testigos y defensores de derechos humanos en la región.
Peregrinación por el padre Marcelo Pérez a un año de su muerte. Foto: Diócesis de San Cristóbal de Las Casas
De igual modo, pidió al Estado mexicano que actúe con determinación frente a las redes caciquiles “que siguen controlando territorios, y que promueva una política integral de paz, centrada en la justicia, el desarrollo y dignidad de las comunidades”.
En cuanto al legado del padre Marcelo, la Iglesia recordó que fue un hombre de diálogo, “su palabra y su presencia fueron faros en medio de los conflictos comunitarios. Durante más de dos décadas, acompañó a los pueblos originarios, denunció los abusos del poder y defendió la vida donde reinaban la impunidad y la violencia. Su asesinato es un golpe contra la esperanza de quienes creen que la paz se construye desde abajo, con justicia y verdad”.
“Su entrega al proceso de reconciliación en Pantelhó fue un acto de amor evangélico, de compromiso con los que sufren. Su muerte no puede ser usada para cerrar heridas, ni para justificar el olvido”, añadió.
Por su parte, los obispos de la Provincia Eclesiástica de Chiapas, integrada por las diócesis de San Cristóbal de Las Casas y la de Tapachula, así como por la Arquidiócesis de Tuxtla, pidieron rezar la oración por la paz y ofrecer un triduo de misas y oraciones por el descanso eterno del padre Marcelo y todas las víctimas de la violencia.
Además confiaron que tanto la muerte del padre Marcelo, como la de muchos otros “se llegue a esclarecer. Y oramos para que no se repitan contra ninguna persona… muchas de nuestras comunidades y pueblos viven la zozobra de la presencia de grupos violentos. Exhortamos a que las autoridades civiles en los distintos niveles sigan empeñados en cuidar la seguridad de la población y la búsqueda del bien común, lejos de alianzas, acuerdos y pactos dudosos, con gente y grupos que generan violencia, desestabilización y muerte”.
En ese contexto, el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, presidió una misa el 20 de octubre para recordar al padre Marcelo, de quien dijo, “nos da el testimonio de que le interesaba la paz… que su testimonio de desprendimiento, de fe y seguir el evangelio, y que su ejemplo, nos sirva para colaborar en la paz… Firme discípulo, testigo misionero de Jesucristo; así nosotros alimentemos la perspectiva de seguir el evangelio de Cristo que es dulzura”.
El obispo Martínez pidió “no odiar, sino perdonar, pero sí pedir que los autores materiales e intelectuales recapaciten y reorienten su vida”.
