En el Jubileo de los Romaníes, Sinti y Caminantes, el Papa invita a más de 3.500 peregrinos en Roma a “derribar los muros del miedo” y a ser testigos de esperanza frente a la exclusión
León XIV Aula Pablo XIV durante el Jubileo de los Gitanos
El Jubileo de los Romaníes, Sinti y Caminantes, que se llevará a cabo este fin de semana con el tema ‘La esperanza es itinerante, mi padre y mi madre eran arameos errantes’ (Dt 26,5), ha llevado a Roma a más de 3.500 personas. Entre ellos, un grupo de la pastoral gitana de la archidiócesis de Granada, que ha dedicado una canción a León XIV durante su audiencia de esta mañana en el Aula Pablo VI del Vaticano.
“Su presencia hoy aquí nos recuerda que la esperanza es itinerante, como dice el lema de la jornada”, ha dicho el Papa durante su discurso. “Su fe firme, su esperanza inquebrantable en Dios, su confianza sólida, que no se rinde ante las dificultades de una vida muchas veces en los márgenes de la sociedad. Que la paz sea con ustedes, y que esa paz habite también en los corazones de los muchos agentes pastorales aquí presentes que caminan con ustedes”, ha añadido.
Tal como ha recordado el pontífice, la celebración jubilar de hoy conmemora sesenta años después del histórico primer encuentro mundial que el Papa san Pablo VI tuvo con sus comunidades, en Pomezia, el 26 de septiembre de 1965. “A lo largo de estos sesenta años”, ha señalado León XIV, “los encuentros con mis predecesores han sido cada vez más frecuentes, en diversos contextos, signo de un diálogo vivo y de una especial atención pastoral hacia ustedes, una porción amada del pueblo peregrino de Dios”. “Sí, Dios Padre los ama y los bendice”, ha aseverado, “y la Iglesia también los ama y los bendice”.
Así, el pontífice ha apuntado que el pueblo gitano puede ser testigo vivo “de la centralidad de estas tres cosas: confiar solo en Dios, no apegarse a las posesiones terrenales y demostrar una fe ejemplar con palabras y obras”. “Vivir así no es algo que se da por sentado. Se aprende acogiendo la bendición de Dios y permitiendo que obre para transformar nuestros corazones”, ha subrayado.
León XIV abraza a un gitano de la diócesis de Granada en el Aula Pablo XIV durante el Jubileo de los Gitanos
“Durante casi mil años han sido peregrinos y nómadas en un contexto que ha construido progresivamente modelos de desarrollo que han demostrado ser, en muchos aspectos, injustos e insostenibles”, ha lamentado el Papa. “Por eso las sociedades llamadas ‘progresistas’ os han descartado sistemáticamente, marginándoos siempre: los márgenes de las ciudades, los márgenes de los derechos, los márgenes de la educación y la cultura”.
Sin embargo, “el mismo modelo de sociedad que los ha marginado y los ha convertido en nómadas, sin paz ni acogida —primero en caravanas estacionales, luego en campamentos ubicados en las afueras de las ciudades, donde a veces aún viven sin electricidad ni agua— es el que ha creado las mayores injusticias sociales a nivel mundial durante el último siglo: enormes desigualdades económicas entre individuos y poblaciones, crisis financieras sin precedentes, desastres ambientales, guerras”.
“Pero nosotros”, ha matizado el pontífice, “en la fe en Jesucristo, sabemos que ‘la piedra que desecharon los constructores se ha convertido en piedra angular’ (Mt 21,42), y por eso nos fortalece cada vez más la idea de que los mismos valores que los pobres defienden con gran dignidad y orgullo son los que todos debemos considerar para cambiar de rumbo”.
“Vuestra presencia en las periferias de Occidente es, en efecto, un signo al que podemos referirnos para la eliminación de muchas estructuras de pecado, para el bien y el progreso de la humanidad hacia una convivencia más pacífica y justa, en armonía con Dios, con la creación y con los demás”, ha dicho León XIV.
Por eso, el Papa ha exhortado a los presentes a “no desanimarse” y a “estar más cerca de la condición de Cristo, pobre y humillado, recuerdan a la humanidad cuál es el ‘paradigma de la vida cristiana'”. “Los animo a creer en la belleza salvadora que su cultura y su situación itinerante traen consigo”, ha añadido, subrayando que debe ser “la dignidad del trabajo y la dignidad de la oración” las que “sean su fuerza para derribar los muros de la desconfianza y el miedo”.
“Hoy, por tanto, hago mía la invitación de mis predecesores: sed protagonistas del cambio de época en curso, caminando junto a otras personas de buena voluntad en los lugares donde os encontréis, superando la desconfianza mutua, dando a conocer la belleza de vuestra cultura, compartiendo la fe, la oración y el pan del trabajo honesto”, ha insistido el Papa.
