Pidieron seguir caminado con el corazón abierto y la mirada puesta en el bien común
El Secretariado Nacional para la Pastoral Familiar, que depende de la Comisión Episcopal de Vida, Laico y Familia del Episcopado, envió un mensaje de esperanza y solidaridad a las familias argentinas, “en medio de tiempos complejos, donde la incertidumbre y las dificultades parecen tocar cada hogar de nuestro país”.
Acorde a las palabras del papa Francisco en Fratelli Tutti, nro. 55, en la que afirma que la esperanza es audaz y sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las seguridades y compensaciones para abrirse a grandes ideales, el equipo indicó que se necesita de esa esperanza del cristiano que surge de una certeza: “Jesús resucitado y vivo, caminando junto a nosotros”.
El mismo papa León XIV, en el Jubileo de las Familias, animó a que la fe, la esperanza y la caridad crezcan siempre en las familias, pequeñas iglesias domésticas, en las que el Evangelio es acogido y transmitido (01/06/2025).
Sostuvieron que la familia es el primer espacio de contención, de escucha y de ternura. Ahí se aprende a compartir, cuidar, y resistir juntos. En un contexto social, donde muchas veces se sufre la desigualdad, la falta de oportunidades o el desarraigo, “es fundamental que nos abracemos como comunidad, que no dejemos a nadie solo”.
Sustentaron que la solidaridad no es solo una palabra, sino un gesto, una acción concreta, compartir lo que se tiene y mirar al otro con compasión y dignidad, porque como decía el papa Francisco, en tiempos de pandemia, “todos estamos vinculados, los unos con los otros; nadie se salva solo” (Audiencia General, 2 de septiembre de 2020). Esto no es una carga; se traduce en un llamado a la fraternidad: aprender a cuidarse mutuamente, y “en Argentina, tierra de encuentros y resiliencia, sabemos que juntos podemos construir caminos nuevos”.
Agregaron un pedido a las madres, padres, abuelos, jóvenes, niños: a no perder la fe para que cada mesa compartida, cada abrazo sincero, y el esfuerzo cotidiano sea semilla de esperanza y de amor que nace en cada hogar se multiplique en la sociedad.
Animaron a seguir caminado con el corazón abierto y la mirada puesta en el bien común, “porque aún en la noche más oscura, en nuestro interior hay una luz que no se apaga: la que nace del amor de Jesús y la fraternidad de los hermanos, inspirados por la Sagrada Familia, que de la mano de San José siempre encontró su camino y se mantuvo a salvo”.
Que Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazaret, nos acompañen en este camino de amor y solidaridad.