Los últimos datos del Anuario Estadístico de la Iglesia confirman el crecimiento global de los católicos, con un repunte inesperado en el continente europeo y un fuerte impulso misionero en África y América
Misa del Congreso Marianista de Educación en la Basílica del Pilar de Zaragoza
En tiempos de secularización acelerada, la fe católica no solo resiste: crece. Según los últimos datos del Anuario Estadístico de la Iglesia presentados por la Agencia Fides con motivo de la 99ª Jornada Mundial de las Misiones —que se celebra este domingo 19 de octubre bajo el lema ‘Misioneros de esperanza entre los pueblos’—, el número de católicos en el mundo ha alcanzado los 1.405 millones, con un aumento global de 15,8 millones respecto al año anterior.
Lo más llamativo es que este incremento se produce en los cinco continentes, incluida Europa, donde se rompe la tendencia a la baja registrada en 2022. En total, el continente suma 740.000 nuevos bautizados, una cifra modesta comparada con África (+8,3 millones) o América (+5,6 millones), pero significativa en un contexto marcado por la desafección religiosa y el envejecimiento poblacional.
El crecimiento sitúa a los católicos en el 17,8% de la población mundial, que asciende a 7.914 millones de personas. “Es un dato que confirma el dinamismo misionero de la Iglesia y la vitalidad de las comunidades locales, especialmente en los países del Sur global”, explican desde Fides.
El continente africano vuelve a liderar la expansión eclesial. Con más de 8 millones de nuevos bautizados y un aumento simultáneo de obispos y sacerdotes, África se consolida como el gran pulmón misionero del siglo XXI. También en América, pese a los desafíos sociales y económicos, la Iglesia sigue creciendo: más de 5,6 millones de católicos adicionales y un notable aumento de diáconos permanentes, que ya superan los 51.000 en todo el mundo.
Asia continúa su avance constante (+954.000), mientras Oceanía mantiene una tendencia positiva (+210.000). Europa, aunque sigue registrando una disminución de vocaciones sacerdotales, muestra por primera vez en varios años un saldo demográfico favorable en número de católicos.
El informe advierte, sin embargo, de un fenómeno que preocupa en Roma: la caída global del número de sacerdotes, que se sitúa en 406.996, es decir, 734 menos que el año anterior. Europa concentra la mayor parte del descenso (-2.486), seguida de América (-800) y Oceanía (-44). En contraste, África y Asia continúan sumando presbíteros, con aumentos de 1.451 y 1.145 respectivamente. “La falta de clero en algunos territorios no significa menos vida eclesial”, subrayan desde Fides, “sino la necesidad de nuevas formas de ministerialidad y mayor protagonismo de los laicos”.
También disminuye el número de estaciones misioneras, que pasan de 126.549 a 122.777, aunque aumentan las que cuentan con sacerdote residente, especialmente en África y Asia. En conjunto, hay 3.200 estaciones con presencia estable de misioneros, un dato que muestra la apuesta por comunidades más sólidas y menos dependientes.
El mapa de la Iglesia también crece en estructuras. Las circunscripciones eclesiásticas —que incluyen diócesis, vicariatos y prefecturas apostólicas— suman 3.041 en todo el mundo, cinco más que el año anterior. Se han creado nuevas en África (+3), América (+2) y Asia (+2).
En total, el número de obispos asciende a 5.430, con un aumento de 77 respecto al año anterior. Crecen los obispos diocesanos, sobre todo en África (+31) y América (+23). Europa registra un leve incremento (+11), aunque continúa la reducción entre los religiosos (-2).
A pesar de las diferencias regionales, el dossier muestra una Iglesia joven, misionera y en expansión, especialmente en el hemisferio sur. “El bautismo sigue siendo la puerta de entrada a una vida nueva y el signo más visible de la esperanza cristiana”, recuerdan los autores del informe.
La tendencia global refleja también un cambio geográfico en el centro de gravedad del catolicismo: cada vez más africano, asiático y mestizo. Pero la ligera recuperación europea sugiere que el Evangelio sigue teniendo algo que decir incluso en sociedades poscristianas. Como subraya el papa León XIV en su exhortación Dilexi te: “El cristianismo no crece por proselitismo, sino por atracción, por el testimonio luminoso de quienes viven con alegría el don recibido”.