León XIV visita la sede de la FAO
“Si se derrota el hambre, la paz será el terreno fértil del que nazca el bien común de todas las naciones”. Con esta rotundidad se ha presentado León XIV ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El Papa ha visitado hoy, con motivo de la Jornada Mundial de la Alimentación, la sede del organismo, situada en Roma, y ha dirigido un amplio y duro discurso -en español- para poner a la comunidad internacional ante el espejo del ‘hambre cero’ que propugna la Agenda 2030 y que, a cinco años del cumplimiento, es un propósito lejano.
En este sentido, el Pontífice ha subrayado, en presencia de personalidades como la reina Letizia, que “alcanzar el ‘hambre cero’ solo será posible si existe una voluntad real para ello, y no únicamente solemnes declaraciones”. Por ello, ha llamado a responder a una pregunta fundamental: “¿Dónde estamos en la acción contra la plaga del hambre que continúa flagelando atrozmente a una parte significativa de la humanidad?”.
En el 80º aniversario de la FAO, Robert Francis Prevost ha recordado que “quien padece hambre no es un extraño, es mi hermano y he de ayudarlo sin dilación alguna”. En concreto, hay 673 millones de ‘hermanos’ en el mundo que se van a la cama cada noche sin comer, mientras otros 2.300 millones no pueden permitirse una alimentación adecuada desde el punto de vista nutricional.
Para León XIV, “esto no es casualidad, sino la señal evidente de una insensibilidad imperante, de una economía sin alma, de un cuestionable modelo de desarrollo y de un sistema de distribución de recursos injusto e insostenible”. “En un tiempo en el que la ciencia ha alargado la esperanza de vida, la tecnología ha acercado continentes y el conocimiento ha abierto horizontes antes inimaginables, permitir que millones de seres humanos vivan —y mueran— golpeados por el hambre es un fracaso colectivo, un extravío ético, una culpa histórica”, ha recalcado.
León XIV visita la sede de la FAO
El Papa, más adelante, ha subrayado que “el silencio de quienes mueren de hambre grita en la conciencia de todos”. Así, ha lanzado varias preguntas al aire: “¿Cómo podemos seguir tolerando que se desperdicien ingentes toneladas de alimentos mientras muchedumbres de personas se afanan por encontrar en la basura algo que llevarse a la boca? ¿Cómo explicar las desigualdades que permiten a unos pocos tenerlo todo y a muchos no tener nada? ¿Cómo no se detienen inmediatamente las guerras que destruyen los campos antes que las ciudades?”.
Y ha continuado: “¿Se merecen las generaciones venideras un mundo que no es capaz de erradicar de una vez por todas el hambre y la miseria? ¿Es posible que no se pueda acabar con tantas y tan lacerantes arbitrariedades como signan negativamente a la familia humana? ¿Pueden los responsables políticos y sociales seguir polarizados, gastando tiempo y recursos en discusiones inútiles y virulentas, mientras aquellos a quienes deberían de servir continúan olvidados y utilizados en aras de intereses partidistas?”.
Como si quisiera contestar, el Pontífice ha insistido a renglón seguido: “No podemos limitarnos a proclamar valores. Debemos encarnarlos. Los eslóganes no sacan de la miseria”. Del mismo modo, ha invitado a “caminar juntos” para llegar a la ansiada ‘hambre cero’.
Por otro lado, Prevost ha recalcado que “en la lucha contra el hambre y en el fomento de un desarrollo integral, el papel de la mujer se configura como indispensable, aunque no siempre sea suficientemente apreciado”. “Las mujeres son las primeras en velar por el pan que falta, en sembrar esperanza en los surcos de la tierra, en amasar el futuro con las manos encallecidas por el esfuerzo. Reconocer y valorar su papel no es so lo cuestión de justicia, es garantía de una alimentación más humana y más duradera”, ha aseverado.
En otro orden, el Papa ha vuelto a apostar por el multilateralismo antes de nombrar tantas guerras olvidadas. “¿Cómo no recordar a todos los condenados a muerte y penurias en Ucrania, Gaza, Haití, Afganistán, Malí, República Centroafricana, Yemen y Sudán del Sur, por nombrar solo algunos lugares del planeta donde la pobreza se ha convertido en el pan de cada día de tantos hermanos y hermanas nuestros?”, se ha preguntado en inglés.
También en su idioma materno se ha despedido de la FAO con una invitación: “No podemos aspirar a una vida social más justa si no estamos dispuestos a liberarnos de la apatía que justifica el hambre como si fuera música de fondo a la que nos hemos acostumbrado, un problema irresoluble o simplemente la responsabilidad de otros”.