El Papa ha celebrado la audiencia general en la plaza de San Pedro y ha recordado la memoria litúrgica de “la gran” santa Teresa de Ávila
El papa León XIV, en la audiencia general
El papa León XIV ha celebrado esta mañana la audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro ante miles de fieles. Siguiendo las catequesis del Año Jubilar, se ha detenido hoy en la resurrección, “en la que nos revela esa luz que salva y transforma la realidad humana”.
Según sus palabras, “Él nos promete ‘vida en abundancia’ porque hemos sido creados para una vida en plenitud, para una vida nueva en Cristo. Este deseo coincide con la esperanza que el Espíritu Santo infunde en nuestros corazones. ¡Cristo resucitado es un puerto seguro en nuestro camino! El Resucitado es la garantía de esta esperanza que no quedará defraudada. Él es fuente perenne de vida plena”.
Para Robert Francis Prevost, “Él nos acompaña en el viaje de nuestra historia, a veces dolorosa; y Él, que es la meta, nos conduce a casa en donde somos esperados, amados y salvados”. “Caminar junto a Jesús, con nuestra condición de creaturas frágiles, significa experimentar que somos cuidados, saciados de nuestra sed y reconfortados en las pruebas y dificultades de nuestra vida”, ha agregado.
El papa León XIV, en la audiencia general
En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Pontífice ha pedido para que “quienes se sienten desanimados y cansados de la vida, descubran en el Resucitado la paz profunda y llena de gozo que solamente Él nos puede dar”.
Por su parte, en los saludos a los peregrinos polacos se ha acordado de Juan Pablo II, “testigo de esperanza y guía para los jóvenes”, pidiendo su intercesión para que “inspire a maestros, catequistas y educadores a colaborar con los padres en la formación de la conciencia de las nuevas generaciones”.
Por último, en los saludos finales ha animado a los presentes a “dirigir vuestra mirada a santa Teresa de Ávila, cuya memoria litúrgica celebramos hoy”. “Que el ejemplo de esta gran contemplativa sea para todos vosotros una invitación a revitalizar vuestro espíritu en la oración diaria, fijando la mirada en Jesucristo, el único Salvador del mundo”, ha subrayado.