España

Padre e hijo, diáconos a la vez

| 14/10/2025 - 07:19





La diócesis de Vitoria estrenó el 27 de septiembre tres nuevos diáconos. Hasta aquí, nada sorprendente. Pero sí lo es el hecho de que dos de ellos sean padre e hijo. Patxi Antón y Josu Antón, junto a Ramiro Alfaro, estrenaron ministerio en una inédita celebración presidida por el obispo Juan Carlos Elizalde en la catedral de Santa María. Una ‘diosalidad’ que no estamos acostumbrados a ver.



Sin embargo, padre e hijo dieron ese sí al Señor para seguir caminos diferentes. Mientras Patxi es desde ahora diácono permanente, la realidad es que Josu ha sido ordenado con la vista puesta en el sacerdocio, ya que es consagrado de la Congregación de la Pasión, concretamente en la comunidad del santuario de Nuestra Señora de Angosto, en el Valle de Valdegovía (Álava), donde, tras ocho años, en diciembre hizo sus votos perpetuos.

La familia Antón, perteneciente a la Renovación Carismática, ha vivido con enorme alegría una celebración “histórica” que para nada estaba planificada, así que es “un regalo de Dios”, comenta Patxi a Vida Nueva al otro lado del teléfono. Músico de profesión, antes de acceder al servicio diaconal ya realizaba labores pastorales en una residencia de mayores en Murguía, donde reside –tarea reconfirmada ahora por su obispo, al igual que las aparejadas a su parroquia, a la espera de las nuevas necesidades del próximo curso–.

Patxi y Josu Antón, padre e hijo se convierten en diáconos en la misma celebración

Camino al sacerdocio

Su mujer, Mati Sanz, es celebrante de la Palabra en algunos pueblos alaveses. Precisamente ella es una de las ‘culpables’ de que Patxi se fuera haciendo la gran pregunta. “El día que comenzaba en la diócesis la formación diaconal me avisó. El que era mi párroco, Millán Viñas, también me animaba. Entonces, planteándome asistir, buscaba una confirmación. Así, llamé a nuestro obispo, al que no le sorprendió que le preguntara por el tema. Él me dijo que sabía que podía ser un gran diácono y me animó a ir al obispado esa tarde al primer encuentro”, recuerda.

Desde el monasterio, Josu da testimonio de la alegría tras la celebración. “Si ya de por sí sobrepasa por los cuatro costados que Dios te permita de dar tu vida a los demás, ya si lo haces de la mano de tu padre es maravilloso”, señala, recordando también la emoción del día después de la ordenación, cuando tuvieron su primera eucaristía como diáconos juntos.

Al relatar cómo nace su vocación, explica que los pasionistas –quienes le acompañaban en el crecimiento de su fe– le invitaron a pasar una semana de Pascua con ellos, “sin yo tener mayor pretensión, aunque algo debieron ver en mí”. “Descubrí que los religiosos son personas muy normales y acogedoras. Ahí empezó a surgir en mí el deseo vivir en comunidad y de ser sacerdote”, relata. Y ese deseo de llegar a ser presbítero no tardará en llegar porque está previsto que su ordenación presbiteral tenga lugar en 2026.

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