Vaticano

León XIV alerta contra las “formas de culto que no nos unen a los demás y nos anestesian el corazón”

| 12/10/2025 - 11:08

El Papa preside la celebración de la eucaristía del Jubileo de la espiritualidad mariana en la Plaza de San Pedro





Tras presidir, en la tarde del sábado, una vigilia de oración el papa León XIV ha celebrado la eucaristía con los peregrinos del Jubileo de la espiritualidad mariana en el 28º domingo del tiempo ordinario. En la Plaza de San Pedo, el pontífice ha destacado que la devoción a María “que alimenta nuestra fe, tiene a Jesús como centro”, que “es lo que marca la diferencia entre las espiritualidades humanas y el camino de Dios”.



El fuego de la espiritualidad

“Jesús es la fidelidad de Dios, la fidelidad de Dios a sí mismo. Por lo tanto, es necesario que el domingo nos haga cristianos, es decir, que llene de la memoria incandescente de Jesús nuestro sentir y nuestro pensar, modificando nuestra convivencia, nuestra forma de habitar la tierra. Toda espiritualidad cristiana se desarrolla a partir de este fuego y contribuye a hacerlo más vivo”, proclamó el pontífice ante los fieles, muchos de ellos provenientes de grupos como los Equipos de Nuestra Señora.

Comentando las lecturas del día, el papa León, evidenció que “quizás, cuantos menos títulos se puedan ostentar, más claro está que el amor es gratuito. Dios es puro don, sola gracia, pero ¡cuántas voces y convicciones pueden separarnos también hoy de esta verdad desnuda y disruptiva!” Destacando la sencilles de María, señaló que esta actitud nos hace “discípulos de Jesús, nos educa a volver a Él, a meditar y a relacionar los acontecimientos de la vida en los que el Resucitado continúa a visitarnos y llamarnos”. Para el Papa, “la espiritualidad mariana nos sumerge en la historia sobre la que se abrió el cielo, nos ayuda a ver a los soberbios dispersos en los pensamientos de su corazón, a los poderosos derribados de sus tronos, a los ricos despedidos con las manos vacías”, como se reza en el Magníficat, el canto de María. “Su Reino, en efecto, viene y nos involucra, del mismo modo que a María le pidió el ‘sí’, pronunciado una vez, pero renovado día tras día”, prosiguió.

Camino hacia los pobres

Ahora bien, alertó que “Dios también puede alcanzarnos y no encontrar respuesta, puede curarnos y seguir sin comprometernos” y advirtió que “existen formas de culto que no nos unen a los demás y nos anestesian el corazón”. “Cuidémonos de toda instrumentalización de la fe, que corre el riesgo de transformar a los diferentes –a menudo los pobres– en enemigos, en “leprosos” a los que hay que evitar y rechazar”, señaló a partir del episodio del evangelio del día. Para el Papa, “el camino de María va tras el de Jesús, y el de Jesús es hacia cada ser humano, especialmente hacia los pobres, los heridos, los pecadores”.

“La auténtica espiritualidad mariana hace actual en la Iglesia la ternura de Dios, su maternidad”, añadió acudiendo al magisterio del papa Francisco. Por ello invitó a que “en este mundo que busca la justicia y la paz, mantengamos viva la espiritualidad cristiana, la devoción popular por aquellos hechos y lugares que, bendecidos por Dios, han cambiado para siempre la faz de la tierra. Hagamos de ella un motor de renovación y transformación, como pide el Jubileo, tiempo de conversión y restitución, de replanteamiento y liberación”, con la ayuda de María.

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