La cantautora Maite López
El alma sensible, musical y cristiana de Maite López (Pamplona, 1968) canta de nuevo. “Del primer disco a este, han pasado casi veinte años. Aunque sigo siendo yo, hay diferencias importantes –afirma la cantautora–. He optado por una dimensión mucho más acústica, más sencilla, también a nivel de arreglos y de acompañamiento. Y también están los textos. Aunque la temática siempre es muy desde el Evangelio, desde la Biblia, en mi oración cada vez me doy cuenta de que necesito hablar menos y escuchar más. Entonces, el disco refleja la Palabra de Dios que suena en mí, en mi interior. Y esa necesidad de escuchar, de dejarme transformar y hacer por la Palabra, de escuchar a Dios. Este disco es eso”.
Este disco, el sexto ya, es ‘Mi alma canta’, presentado días atrás en el colegio Nuestra Señora del Recuerdo de Madrid donde trabaja como profesora. “La evolución como artista va de la mano de la evolución como persona. Vas creciendo, vas madurando, y creo que la música refleja lo que uno va viviendo. En mi caso, hacer música cristiana para ayudar a otros a rezar refleja mi evolución espiritual. Me siento muy contenta de poder ofrecer algunas canciones más para poder facilitar espacios y tiempos para Dios”, añade.
“Engancha mucho con la esencia de esta vocación mía, de este don –continúa–, y la verdad es que este disco tiene el toque de una persona de mucha alegría. La alegría del Evangelio, la alegría del Reino”.
Maite López es un torrente, en lo musical y también en la conversación en torno a este disco en el que reúne dieciséis nuevas canciones. “Los primeros temas son de inspiración bíblica en textos del Antiguo Testamento, de Isaías, Salmos, del libro de Rut. Y la segunda parte, el Nuevo Testamento”, aclara. ‘Mi alma’ canta es el título del disco, y de su ‘single’, el primer corte, arraigado en Lc 1, 36 ss.
“Es el texto del Magníficat, es el canto de María, y recoge todas las promesas del Antiguo Testamento cumplidas en Jesús. Es un texto muy redondo –sostiene–, y que llevo rezando muchísimo tiempo, en vísperas, todos los días. Y llega un punto en que lo he hecho mío. Estoy en un momento en mi vida que es lo que me define: que mi canto y mi alabanza sean un servicio a los demás”.
Así es, y así lo proclama: “Me siento llamada a alabar a Dios, su grandeza, su bondad, y hacerlo cantando. Alzando mi voz y que todos escuchen esa alabanza, y la hagan suya, y hacerlo en comunidad”.
Curiosamente, el disco se cierra con otra composición dedicada a la Virgen, el ‘Salve Regina’ cantado a capela. “En el colegio de Nuestra Señora del Recuerdo, donde trabajo, es una tradición cantarla todos los viernes –cuenta–. Nos juntamos unos diez minutos antes del recreo para cantar la salve a la Virgen, y es un canto que vivo mucho desde lo pastoral, y siento también que nos vincula a la tradición de la Iglesia. La Iglesia tiene un hoy, pero también un pasado, un origen. Y me apetecía mucho poner ese toque de tradición renovada. Y hacerlo a capela me parece que era lo más adecuado. El canto desnudo, limpio, como un homenaje a María y a la Iglesia”.
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