Vaticano

León XIV: “Dios no se manifiesta de manera espectacular sino con gestos ordinarios”

| 08/10/2025 - 11:21

El Papa ha celebrado esta mañana la audiencia general en la plaza de San Pedro ante miles de religiosos que ya están en Roma para el Jubileo de la Vida Consagrada





El papa León XIV ha celebrado esta mañana una nueva catequesis en este Año Jubilar, durante la audiencia general de los miércoles. En esta ocasión, con más hábitos que de costumbre, puesto que ya van llegando a Roma los religiosos y religiosas que celebrarán este próximo fin de semana el Jubileo de la Vida Consagrada.



El Pontífice se ha centrado hoy en “un rasgo sorprendente del misterio de la Resurrección de Cristo: la humildad”. “El Señor resucitado no se manifiesta de manera espectacular, no irrumpe forzando la fe de los discípulos, al contrario, se acerca con discreción: mientras María Magdalena lo confunde con el jardinero, los discípulos de Emaús creían que era un forastero”, ha explicado.

De este modo, ha continuado: “Jesús resucitado tiene gestos tan ordinarios como comer con sus discípulos un trozo de pescado. Así, nos da una enseñanza muy valiosa: la Resurrección no nos exime de los esfuerzos ordinarios ni de los sufrimientos, sino que les da otro sentido y significado; el dolor humano no es una negación de las promesas de Dios, sino el camino por medio del que Él manifiesta la medida de su amor”.

León XIV, durante la audiencia general

“Ninguna caída es definitiva”

Según Robert Francis Prevost, “Jesús, con su Resurrección, nos enseña, además, que ninguna caída es definitiva. Si bien la historia humana está herida por la desilusión y el pecado, por este misterio de amor tenemos la esperanza de que no existe nada, ni siquiera la muerte, que pueda separarnos del amor de Dios”. “A veces pensamos que Él está con nosotros solo cuando las cosas van bien, sin embargo, nos acompaña también en los momentos más oscuros”, ha remarcado.

En su saludo a los peregrinos de lengua española, León XIV los ha invitado a pedir “la gracia de reconocer la presencia humilde y discreta de Dios en todos los momentos de nuestra vida, especialmente en los más difíciles”. “Que no haya nada que pueda arrebatarnos la alegría de experimentar a Cristo vivo”, ha subrayado.

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