“Ha sido una fiesta muy hermosa. Hemos visto muchos peregrinos que con sacrificio y amor han llegado a cumplir sus promesas. La basílica abierta toda la noche fue también un signo de que, incluso en el cansancio, María permanece como luz en el camino”, dijo el párroco y rector del santuario, P. Fernando Vega, al término de la Misa solemne presidida por el arzobispo de La Serena, René Rebolledo.
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En la Misa, además del párroco y otros sacerdotes, estaban presentes el Alcalde Wilson Núñez Zepeda, concejales, el Cacique General de los Bailes Religiosos Jaime Guerrero, miembros del cacicado y una multitud que colmó la basílica menor.
La virtud de la esperanza
El lema que el Consejo Pastoral del Santuario eligió, fue: ‘Madre de Andacollo, en nuestro peregrinar, renueva cada día nuestra esperanza’. El arzobispo, en su homilía dijo que “este lema se une al espíritu del Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el querido y recordado Papa Francisco, de venerada memoria, y que hoy continua con gran fervor el Papa León XIV, dándonos un ejemplo luminoso de fe, entrega generosa y corazón acogedor”.
Luego, señalando a la Virgen en el centro de la celebración, agregó: “Que Ella nos fortalezca, y renueve en nosotros, día a día, la virtud de la esperanza. A Ella la invocamos, como Madre de la esperanza, refugio seguro en las pruebas y dificultades, motivo de gran consuelo en las penas, estimulo en el cansancio, fortaleza proseguir adelante en la marcha de la vida”.
“Que esta fiesta Chica sea un auténtico canto de fe, gratitud y esperanza. Bajo la mirada serena y maternal de la Chinita de Andacollo, pidamos al Señor que Ella renueve cada día nuestra confianza en su Hijo Cristo Jesús, nuestra Roca y Salvador”, cerró Rebolledo su homilía.
La juventud también tuvo protagonismo. El domingo temprano se celebró la Misa de los Jóvenes, con cientos de entusiastas participantes, animada por la banda católica RUAH, que además acompañó con cantos a los peregrinos que llegaban a los pies de la Virgen.
Patrona de la arquidiócesis
A 350 kilómetros al norte de Santiago, Andacollo está a 1.091 metros sobre el nivel del mar en la precordillera de Los Andes. Poblado prehispánico, con fuerte influencia inca, en una zona de muchos yacimientos de cobre y oro, su población originaria pertenece a la cultura El Molle. Actualmente, tiene poco más de 11 mil habitantes que en esta fiesta recibieron a más de 150 mil peregrinos. Zona árida, de mucho calor, es uno de los más duros obstáculos para quienes ‘suben’ hasta Andacollo.
La tradición cuenta que alrededor de 1560, un indígena que recogía vegetales para usar como combustible encontró en un matorral una pequeña imagen de la Virgen del Rosario que algún español pudo haber dejado caer, mientras huía cuando fue arrasada la ciudad de La Serena. Esta imagen motivó años más tarde a misioneros para su catequesis generando una devoción que aún subsiste. La actual imagen corresponde a la adquirida en 1676 en Perú.
La fiesta de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la arquidiócesis de La Serena, se celebra en Andacollo dos veces al año: el primer domingo de octubre, la ‘fiesta chica’ y la ‘fiesta grande’ entre el 23 y 27 de diciembre.
