Salvar a las futuras generaciones, bajo esta premisa 400 delegados nacionales e internacionales sesionaron por la defensa del agua, convocados por el Vicariato de Iquitos
Cumbre del Agua
Del 1 al 3 de octubre, el Vicariato de Iquitos – norte del Perú – acogió la llamada Cumbre del Agua, evento en el que han participado 400 delegados nacionales e internacionales, entre estos, pueblos indígenas, campesinos, afro, organizaciones eclesiales, sociales, obispos y sus equipos de pastoral.
Al cierre de este foro amazónico, han hecho un fuerte llamado a la conversión ecológica, basados “en el mismo espíritu de Jesús fuente de agua viva, y a la luz de Querida Amazonía, Laudato si’ y Laudate deum”.
El agua es sagrada, pero lamentaron que las poblaciones amazónicas – principales custodias de este recurso – no tengan acceso al agua potable segura y saludable para “mantener el carácter sagrado y digno de toda vida”.
Por ello, han invitado a todos, en especial, a los gobiernos “a garantizar el derecho humano al agua y la integridad de los ecosistemas acuáticos, a tomar decisiones políticas eficaces en favor de la Amazonia para lograr los cambios necesarios en políticas y programas públicos y presupuestos”.
“Dios nos llama a ser aliados y aliadas en el cuidado y la defensa de la vida. Sentimos dolor por las irreparables consecuencias de la minería, la explotación del petróleo, la deforestación y el desmedido incremento de la basura”, señalaron.
Pese a las adversidades, mantienen viva la esperanza, que han heredado de los pueblos indígenas en la defensa de la vida, como también “nos esperanzan las comunidades de fe que se hacen carne con el Evangelio, caminando con el pueblo sufriente”.
Son muchos los signos de vida como la presencia de jóvenes haciendo resistencia ante los atropellos y por construir nuevas formas de relacionarse con la creación, la experiencia y prácticas transformadoras de las comunidades originarias, dignas de exportación.
Destacaron la cosmovisión indígena que reconoce al agua como fuente de sanación y protección. También en el ámbito jurídico reconocen a ríos, quebradas y lagos como sujeto de derechos, porque “el agua es un ser vivo y caminamos a su ritmo”.
Reconocer la sabiduría de los publos indígenas, fue una de las conclusiones de la Cumbre. Foto: Vicariato de Iquitos
Los participantes de la Cumbre invitaron a quienes defienden los diferentes biomas y territorios: andinos, amazónicos, mesoamericanos y llaneros a articularse para defender la vida y el agua.
Asimismo ven propicio generar una “amplia alianza” entre actores eclesiales y sociales para hacer frente a los impactos generados por la minería, la deforestación y la contaminación. Ello pasa, por un proceso de formación a las nuevas generaciones para crear conciencia en niños y jóvenes.
Consideran que en las políticas públicas debe primar el enfoque de la ecología integral para “gestionar los bienes comunes”, por supuesto, mediante modelos que “impliquen la reducción del consumo de agua, optando por la sobriedad feliz”.
Ratificaron su compromiso de “dar la vida” por defender “nuestra agua, nuestra selva” por las próximas generaciones para que “reciban una tierra habitable con ríos limpios, bosques sanos y comunidades dignas”.