Alex Hinno: “Mi padre no me ha enseñado a vivir mi ser palestino desde el odio”

Alex Hinno, catalán de origen palestino

Alex Hinno es multiculturalidad en sí mismo. Su madre, catalana, es cristiana y, su padre, ya fallecido, era palestino y musulmán. Para más inri, se casó con una judía sefardí. “Ellos se conocieron hace más de 50 años y estuvieron juntos hasta que mi padre murió. En casa yo siempre he vivido con mucha naturalidad ese intercambio de culturas. Para mí era normal ver a mi padre ir con nosotros a misa el fin de semana. De hecho, ellos se casaron por la Iglesia. Por eso, yo, desde mi profunda espiritualidad, me he visto como un puente entre ambas religiones”, comparte en conversación con Vida Nueva.



Hinno estudió en el colegio de los jesuitas del barrio de El Clot, llegando a ser catequista. “La palabra de Jesús es ejemplar y desde pequeño me iluminó”, afirma, dejando claro segundos después que ha sido un catequista atípico: “Sin abrir el libro, pero con Jesús siempre”.

“El odio es la peor semilla que puedes inculcar”

Este restaurador de pisos barcelonés es actualmente portavoz de la Comunidad Palestina de Cataluña y habla en todo momento “desde el amor”. “Es lo que me ha enseñado mi padre, que nunca odió pese a que fue expulsado junto a su familia –y el 75% de la población– de Jaffa cuando se creó el Estado de Israel”, explica. Eso provocó que llegara a España en plena dictadura y estudiara medicina en Valencia.

Hala Abu Dahlez (C), una niña palestina de doce años, herida en un ataque aéreo, juega con sus

Sin embargo, pasó más de cuatro décadas sin regresar a su país, donde se quedó su partida de nacimiento que impidió que le dejaran entrar. ¿Su delito? Ser palestino. Al final de su vida, ya enfermo de alzhéimer, consiguieron una partida de nacimiento expedida por la Autoridad Palestina y pudo reencontrarse con sus hermanos.

¿Qué diría su padre hoy ante el genocidio que se está practicando? “Mi padre nunca, nunca, me educó en el odio. Siempre me educó para vivir nuestro ser palestino desde el amor. Gracias a las historias que me contaba yo me enamoré de Palestina. Hoy no me inculcaría odio hacia el ocupante, aunque no nos faltan razones, porque aparte de querer mucho a su tierra, tenía un gran corazón y sabía que el odio era la peor semilla que puedes inculcar”.

(…)

Noticias relacionadas