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Paloma Becerra: “La lucha por la reducción de la jornada laboral no está perdida”

| 30/09/2025 - 13:21

La nueva presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) concede su primera entrevista a Vida Nueva en la que pide a los creyentes “denunciar la precaridad actual”





La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) celebró a comienzos de julio en Ávila su Pleno General de Representantes, el máximo órgano decisorio entre asambleas generales, que renovó parte de su Comisión Permanente. En este marco, Paloma Becerra fue elegida, con la votación directa de más de dos tercios de la militancia —provenientes de las 41 diócesis del país—, como nueva presidenta. Esta laica, que se autodefine como una “hormiga obrera”, está desde septiembre, y por los próximos cuatro años, al frente del movimiento, pero no en solitario, porque, como reconoce en esta entrevista con Vida Nueva, vive su nuevo servicio desde el compartir con el resto del equipo motor.



PREGUNTA.- ¿Cómo están siendo estos primeros días de aterrizaje en la presidencia de la HOAC?

RESPUESTA.- Están siendo intensos, llenos de encuentros, nuevas tareas y un cambio de perspectiva. Afronto esta responsabilidad con ilusión, humildad y energía, porque me siento enviada y respaldada por mis hermanas y hermanos militantes. Soy consciente de mis limitaciones, pero también de las posibilidades que se abren cuando trabajamos en comunidad y nos dejamos sostener por el Espíritu. Me considero una persona trabajadora y comprometida con el proyecto hoacista, dispuesta a crecer en la escucha y en la cercanía a la realidad social y eclesial. Estoy disponible para dinamizar las tareas y al servicio de la HOAC.

P.- La HOAC concluyó en agosto en Madrid sus cursos de verano centrados en las nuevas vulnerabilidades en el mundo del trabajo. Como sociedad, ¿hacemos oídos sordos a estas realidades?

R.- Vivimos una situación de profundos cambios: transformaciones en el mundo del trabajo, crisis climática, crecimiento de las desigualdades… También el auge de la extrema derecha, la radicalización, el hartazgo y el enfado de la gente. Se añade el desprestigio de la acción política, confundida con la imagen que proyectan los partidos, y el uso desmedido de las redes sociales, que nos ha hecho perder perspectiva. Todo ello fomenta el individualismo y provoca que muchas personas no sepan cómo responder. Ante esta dificultad, la indiferencia crece.

P.- La precariedad laboral, lejos de quedarse atrás, sigue en aumento. ¿Qué respuestas pueden darse desde la fe a esta lacra que atenta contra la dignidad humana?

R.- Para nosotros está claro: la persona y su dignidad son lo primero. El trabajo no es un simple engranaje de la economía, sino una dimensión fundamental de la vida humana. Cuidar el trabajo es una expresión de amor hacia las personas trabajadoras. Sin embargo, la precariedad actual impide que muchos se realicen en su tarea y que puedan llevar adelante una vida digna. Las condiciones laborales no permiten conciliar, generan pobreza y frustración. Como creyentes no podemos permanecer al margen. Nos corresponde denunciar estas situaciones, darles visibilidad y trabajar junto a otros, tejiendo vínculos de fraternidad para reivindicar mejoras laborales. Acompañamos la vida de las personas vulneradas, las escuchamos y colaboramos con ellas. También señalamos que existen experiencias alternativas, realidades donde ya se está haciendo posible otro modo de trabajar y de vivir. Este es un tema que nos preocupa y nos ocupa como HOAC, y que queremos compartir con toda la Iglesia también a través de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD).

Paloma Becerra, en el centro, nueva presidenta de la HOAC

P.- PP, Vox y Junts han tumbado la reducción de la jornada laboral en el Congreso. ¿Da por perdida esta lucha por la mejora de las condiciones de los trabajadores?

R.- No, esta lucha no está perdida. La reducción de la jornada laboral es una medida clara para favorecer a la gente trabajadora, mejorar la calidad de vida y la conciliación. Es una reivindicación histórica del movimiento obrero, que cuenta con el apoyo de la HOAC, de la Pastoral del Trabajo de la CEE y de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente. Incluso el papa Francisco se mostró favorable a esta medida. Seguiremos apostando por la justicia social y la dignidad de las personas, recordando con san Juan Pablo II que los derechos de los trabajadores no deben someterse al beneficio económico, sino configurarlo (‘Laborem exercens’, 17). La reducción de la jornada laboral es parte de ese camino.

P.- El papa Francisco ha contribuido a dibujar un mundo más justo, también en el trabajo. ¿Cuál es su legado en la pastoral obrera?

R.- Francisco ha querido estar cerca de los heridos, de los descartados, de quienes viven en las periferias. Es el Papa de la dignidad del trabajo. Su pontificado ha supuesto un antes y un después en la conciencia social y eclesial sobre esta cuestión. Su legado se centra en reavivar la Doctrina Social de la Iglesia, recordando la primacía de la persona y la importancia de la solidaridad para lograr un trabajo digno. En sus encíclicas subrayó la necesidad de “incorporar el valor del trabajo” en todo planteamiento orientado al bien de las personas y del planeta. Ha denunciado la precariedad, la falta de condiciones justas y una economía al servicio exclusivo del capital, que “mata”. También ha promovido un modelo de trabajo digno que cuide la vida y contribuya a la realización de cada persona. A la HOAC nos reconoció como parte de esa historia: Iglesia plantada en medio de la vida obrera, encarnada en las luchas cotidianas por la dignidad. “La Iglesia necesita de ustedes”, nos dijo con firmeza, exhortándonos a “seguir siendo pueblo de Dios en medio de la vida obrera”.

“La HOAC es Iglesia”

P.- El antecesor de León XIV regaló a la Iglesia la ‘Rerum novarum’. ¿Qué espera de este pontificado?

R.- Su elección nos llena de esperanza. Confiamos en que continúe el camino emprendido por Francisco. Desde el inicio de su pontificado se ha comprometido a defender el valor del trabajo y de la persona humana en este contexto tecnológico, para que la tecnología sea una herramienta de florecimiento humano y no un factor de degradación del empleo. Esperamos que nos siga impulsando y acompañando como Iglesia, y como movimiento especializado en el mundo del trabajo, a denunciar las injusticias que oprimen a las personas y a mostrar que otras formas de trabajar son posibles: formas que ponen el cuidado de la vida en el centro y construyen sociedades más justas. También deseamos su apoyo a los movimientos y organizaciones que, como la HOAC, estamos implicados en el mundo obrero.

P.- ¿La HOAC se siente hoy escuchada en la propia Iglesia?

R.- La HOAC es Iglesia, y así nos sentimos. La Iglesia nos ha enviado a trabajar en el mundo del trabajo, especialmente donde mayores injusticias y vulnerabilidades hay. Somos Acción Católica para la Pastoral Obrera. Participamos en diversas realidades eclesiales, en parroquias y diócesis. Con otros movimientos y organizaciones impulsamos Iglesia por el Trabajo Decente. Allí donde estamos, la HOAC es reconocida y valorada por nuestra visión de la realidad, la formación de los militantes y nuestro compromiso personal y comunitario. En estos años nos hemos sentido alentados por Francisco, que valoró nuestro quehacer y nos mostró cercanía. Somos conscientes de que la Iglesia es plural y que no todos enfocamos del mismo modo ciertas cuestiones, pero estamos llamados a la comunión. Y en este tiempo sinodal el reto es claro: construir puentes, escucharnos y caminar juntos.

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