En julio de 2024, tras la publicación de algunos medios de comunicación peruanos sobre “comportamientos inmorales” por parte de Ciro Quispe López, la Nunciatura Apostólica anunció que enviaría a un emisario
“El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la Prelatura Territorial de Juli (Perú), presentada por Su Excelencia Mons. Ciro Quispe López“. Así lo ha revelado hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede, a través de un comunicado, que el Papa ha obligado a renunciar al obispo que desde julio del año pasado está siendo investigado por malas conductas sexuales y desvío de dinero.
Y es que, en julio de 2024, tras la publicación de algunos medios de comunicación peruanos sobre “comportamientos inmorales” adosados a Ciro Quispe López, obispo de la prelatura de Juli, sufragánea a Arequipa al suroriente de Perú, la Nunciatura Apostólica anunció que enviaría a un emisario. Finalmente la investigación ha acabado en renuncia por parte del obispo, quien, a sus 51 años, está muy lejos de la edad establecida por el Derecho Canónico para presentar su renuncia (75 años).
Fue una empleada del hogar del obispo quien denunció al periódico Sin Frontera el comportamiento “inmoral” del obispo. Reveló que cuando limpiaba la habitación del pastor encontraba sangre, prendas de mujeres y preservativos usados. Incluso suministró al mencionado diario una foto y audios comprometedores con una de sus presuntas “amantes”.
La mujer aseguró que trabajaba como cocinera, pero Quispe la hacía limpiar su casa, incluso, le ordenaba que atendiera a las mujeres que lo visitaban. Además reveló algunos nombres de las mujeres con las que Quispe mantuvo relaciones sexuales: ‘Yesica’, ‘Rouz’, ‘Noni’, ‘la soprana Edith’, Carmen, Sandra y algunas jovencitas que sospecha serían menores de edad.
Las acusaciones no solo se centran en las presuntas relaciones amorosas del obispo, sino también en un supuesto desvío de fondos y bienes de la Iglesia a su beneficio, como es el caso de unos muebles de la Casa de Retiro del distrito de Chucuito, que acabaron en una pollería de Cusco de la que el obispo figura como socio fundador.