El delito de cruces ilegales puede llevar una pena de más de siete años de prisión o incluso cadena perpetua
Un grupo de personas se fotografía frente a la puerta de Tiananmen en Pekín
La religiosa china de las Misioneras del Sagrado Corazón Xiang Qiaoyun, perteneciente a la diócesis de Wenzhou, lleva más de tres meses detenida. Esta monja de esta congregación de derecho diocesano del sur de Shanghái fue detenida a principios de junio por organizar una peregrinación a Europa dentro de la política de control del poder chino sobre el culto católico.
Mientras se van dando pasos en el nombramiento de obispos de acuerdo con el Vaticano y las autoridades chinas, sin embargo hay cosas que no cambian. Por ello, esta religiosa de unos cuarenta años ha sido acusada de “organizar cruces ilegales de la frontera”, según recoge La Croix. Por su parte, la religiosa considera que la acusación no tiene fundamento ya que ella solo hizo unos trámites para obtener visados Schengen con el fin de organizar una peregrinación para una veintena de fieles.
Sin embargo, las autoridades de Pekín le acusan de haber hecho pasar esta actividad religiosa como viaje turística. Y es que los católicos que iban a participar en esta peregrinación por Suiza, Italia y Francia también fueron detenidos por la policía china el pasado 5 de junio. La expedición contaba con 17 laicos, dos religiosas –entre ellas la hermana Xiang Qiaoyun– y un sacerdote. De todos ellos, 14 fieles han sido puestos en libertad. Según han confirmado al medio francés, “en virtud del derecho penal chino esta acusación podría acarrear una pena de más de siete años de prisión, o incluso cadena perpetua, acompañada de multas o confiscación de bienes”. Los acusado alegan que todos los trámites se realizaron “legalmente”.
Qiaoyun además estudió en Francia y ha realizado ya viajes similares a través de la embajada francesa en Shanghái. Ella además está aquejada de varias enfermedades, entre ellas un cáncer de tiroides, y de hecho está hospitalizada desde el 18 de junio y ha tenido varias recaídas durante este tiempo de detención.Los defensores de la monja defienden que “la participación en actividades religiosas en el extranjero es un ejercicio legítimo del derecho constitucional a la libertad religiosa” y esto no puede ser visto como “un acto ilegal bajo la apariencia de turismo”. “Como ciudadana china de confesión católica, su solicitud legal de visado y su posterior peregrinación deberían estar protegidas por la ley en lugar de ser criminalizadas, y mucho menos perseguidas por graves acusaciones penales”, reclaman denunciando que esta detención no es un caso aislado especialmente en la diócesis de Wenzhou, cuyo obispo, Pierre Shao Zhumin –en arresto domiciliario desde 2024–, aunque reconocido por el Vaticano, se niega a adherirse a la Asociación Patriótica de Católicos Chinos.
