El Papa reclama, en la audiencia general, “el alto el fuego, la liberación de los rehenes y la solución diplomática de los dos estados”
León XIV en la audiencia general
“Expreso mi profunda cercanía al pueblo palestino en Gaza que continúa viviendo en el miedo, que sobrevive en condiciones inaceptables obligados por la fuerza a desplazarse de sus propias tierras”. Así ha comenzado León XIV su mensaje por la paz al término de la audiencia general de los miércoles, que hoy ha congregado a 30.000 fieles en la plaza de San Pedro.
El Papa ha señalado que “el Señor todopoderoso, que ha mandado no matar, recuerda que toda persona tiene una dignidad inviolable que se tiene que respetar y cuidar”. En ese sentido, ha renovado su “llamamiento al alto el fuego y a la liberación de los rehenes, a la solución diplomática de los dos Estados y al respeto integral al derecho humanitario internacional”. “Invito a todos a unirse a mi oración para que llegue la paz y la justicia lo antes posible”, ha recalcado.
Antes, continuando su ciclo de catequesis jubilar, Robert Francis Prevost, que hoy celebra su santo, ha reflexionado sobre el misterio del Sábado Santo. “La ‘ausencia’ de Cristo en el sepulcro no es un vacío; es promesa, es espera, es un silencio cargado de sentido, como el de una madre que custodia en el vientre a su hijo aún no nacido, pero ya vivo”, ha señalado.
Y ha proseguido: “El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz para ser sepultado en un jardín, el cual evoca aquel del Edén, en el que Dios y el hombre estaban unidos. El silencio de Cristo no es estéril, es signo de que se está gestando algo nuevo, Cristo está reestableciendo la relación entre Dios y el hombre”.
León XIV en la audiencia general
Para el Pontífice, “el Sábado Santo es también el día del descanso, según la ley judía. Jesús, después de haber contemplado su obra de salvación, reposa. No lo hace por estar cansado o por haberse rendido, es más bien la confirmación de que lo que había que hacer se ha llevado a cabo. A veces nos cuesta descansar, vivimos de prisa para producir, para demostrar, para no perder terreno. Sin embargo, así como el Sábado Santo nos enseña que cada silencio puede ser el preámbulo de una palabra nueva, también cada pausa puede convertirse en un tiempo de gracia”.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, León XIV ha instado a, “en medio del ruido y de la prisa en que a veces nos encontramos”, pedir “la intercesión de la Virgen María para que nos enseñe, como ella, a vivir el Sábado Santo descubriendo el sentido del silencio y de la contemplación”.