Al celebrarse las fiestas patrias, la Conferencia del Episcopado Mexicano observa un país “herido, desangrado por la violencia, confundido por las ideologías y amenazado en sus instituciones”
Zócalo CDMX. Foto: EFE
En el día de la Independencia en México -cuyos festejos inician la noche del 15 de septiembre y continúan todo el día 16- los obispos clamaron a Dios y a la Virgen de Guadalupe: “¡Que viva México! ¡Que vivan los corazones de todos los mexicanos! ¡Que viva la libertad, el diálogo, el respeto, y la paz! ¡Que viva la Virgen de Guadalupe!”.
Al celebrarse en México las fiestas patrias por el CCXV aniversario de la independencia, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un mensaje en el que observó un país “herido, desangrado por la violencia, confundido por las ideologías y amenazado en sus instituciones”, por lo que externó su “oración que brota del corazón”, para decir: “¡Que viva México!”.
La CEM relató que el ‘grito’ que se escucha la noche del 15 de septiembre “en muchos de nuestros pueblos, políticos saldrán a gritarlo, mexicanos lo corearán en cada rincón de México y sin duda los católicos nos uniremos para exclamar desde el corazón ¡Que viva México!”.
Para los obispos la frase “¡Que viva México!”, no es “un grito de fiesta, sino una profunda plegaria a Dios y a nuestra Madre Santísima de Guadalupe: ¡Que viva México en nuestros niños! Que se respete su vida desde la concepción; que se les ofrezcan condiciones dignas de desarrollo; que no ensombrezca su inocencia con ideologías que confunden su corazón”.
También clamaron para que “¡Viva México en nuestros jóvenes! Que se les ofrezcan oportunidades para desarrollar sus sueños con equidad y justicia; que se les rescate de las garras de la droga y la violencia; que México brille por el ingenio, la valentía y el coraje de sus jóvenes”.
Y continuaron: “¡Que viva México en sus mujeres! Que sepamos brindarles espacios seguros, de respeto y equidad; que se valore su dignidad, sus dones y posibilidades; que se respete su maternidad y su insustituible capacidad de educar a nuestros hijos; que se le ofrezcan oportunidades de desarrollo y superación. ¡Que viva México en las familias! Que cada familia descubra su vocación a ser escuela de vida, de respeto y amor; que las familias vivan libres de violencia y se conviertan en promotoras de la paz”.