Vaticano

León XIV: “Donde el dolor es profundo, más fuerte debe ser la esperanza”

| 15/09/2025 - 18:10

El Papa ha presidido este lunes en la basílica de San Pedro la Vigilia del Jubileo de la Consolación





“Consuelen, consuelen a mi pueblo”. Con estas palabras del profeta Isaías, el papa León XIV daba comienzo su homilía en la basílica de San Pedro durante la Vigilia de oración del Jubileo de la Consolación. Ante miles de fieles, el Pontífice quiso recordar que, en medio del sufrimiento, la fe no es evasión ni silencio, sino la certeza de que Dios mismo se inclina sobre las heridas de sus hijos.



“Él es quien cura nuestras heridas, Él es quien cuida de nosotros”, afirmó, evocando la figura del buen samaritano. Asimismo, León XIV habló con claridad de la experiencia común de tantas personas: buscar consuelo y no encontrarlo, descubrir que incluso las palabras más sinceras se vuelven insuficientes frente al dolor.

Las lágrimas como oración

“Las lágrimas son un grito mudo que implora compasión y consuelo, pero también son liberación y purificación”, explicó León XIV, recordando cómo María Magdalena, desconcertada ante la tumba vacía de Jesús, solo pudo llorar antes de reconocer al Resucitado. “No hay que avergonzarse de llorar; es la expresión de nuestra debilidad, pero también la preparación para una alegría nueva”.

“Las lágrimas son humanidad compartida y también semilla de esperanza”, aseguró el Papa. Del mismo modo que es inevitable preguntarse “¿Por qué todo este mal? ¿Por qué me tenía que pasar a mí?”. León XIV citó a san Agustín y su búsqueda del origen del mal, una búsqueda que no le alejó de la fe, sino que lo sostuvo en su corazón.

El Papa señaló que hay interrogantes que, lejos de ayudarnos, nos aíslan y desesperan. “Es mejor que la pregunta se convierta en invocación, como en los Salmos, para tender un puente hacia el cielo, aunque parezca mudo”, señaló. En ese horizonte, Jesús es el verdadero “puente de Dios hacia nosotros”, la respuesta viva a las heridas de la humanidad.

Jubileo de la Consolación

Nunca solos

“El dolor compartido es ya una forma de consuelo”, subrayó el Pontífice. Y añadió: “Apoyar la cabeza en un hombro que te consuela es medicina de la que nadie debe privarse”. En la Iglesia, recordó, la experiencia cristiana significa que nunca estamos solos: la comunión se convierte en fuerza de esperanza.

De esta manera, León XIV dirigió unas palabras a quienes han sufrido la violencia del abuso dentro de la Iglesia: “María les repite hoy: ‘Yo soy tu madre’. Y el Señor les dice: ‘Tú eres mi hijo, tú eres mi hija’”. Además, pidió aprender de María Dolorosa “a cuidar a los más pequeños y frágiles con ternura, reconociendo que la vida no se define por el mal padecido, sino por el amor de Dios que nunca abandona”.

Pueblos que sufren

Para finalizar, el Papa ha subrayado que no solo se sufre de forma individual, sino que existe el sufrimiento de pueblos enteros “aplastados por la violencia, el hambre y la guerra”. “Es un grito inmenso, que nos compromete a rezar y a actuar, pero también compromete a Dios, cuyo corazón late de compasión”, dijo el Papa.

En esta línea, reclamó a los responsables políticos escuchar “el grito de tantos niños inocentes” y garantizarles un futuro de paz. “La verdadera consolación es mostrar que la paz es posible”, insistió.

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