El actor y presentador Pedro Ruiz
Su última entrega literaria, escrita a mano y en apenas veinte días, lleva por título ‘¡Paren el mundo, que me bajo!’ (Almuzara). En sus páginas se combinan humor, amor, sátira, crítica social y destellos de poesía con su estilo inconfundible: más Pedro Ruiz que nunca. Actor incombustible, llega con la mochila llena de proyectos, entre ellos el estreno de su obra ‘Mi vida es una anécdota’, el 27 de septiembre en el madrileño Círculo de la Prensa.
PREGUNTA.- El libro mezcla humor y crítica social. ¿Es el humor el último reducto de libertad?
RESPUESTA.- Es la única salida a la vida que llevamos. Es un libro que, si se lo regalas a alguien que está enfadado, seguramente será terapéutico.
P.- Denuncia la dictadura digital y la tiranía de los móviles. ¿Está minando eso la libertad individual?
R.- Nos va convirtiendo en autómatas que nos creemos sabios y solo somos urgentes. Yo me limito a hacer una pirueta de protesta. Es un pataleo divertido.
P.- Habla de “ofendiditos a granel” y de etiquetas impuestas. Explíquese…
R.- Solventamos cada cosa y cada juicio sobre otras personas y modos de entender la vida a base de una pequeña definición. Juzgamos siempre por “eyaculación precoz”.
P.- ¿Atreverse a pensar libremente es hoy el mayor acto de valentía?
R.- Sé por experiencia que se paga un precio, pero a cambio se tiene el lujo de respirar sin colesterol. Y yo priorizo la salud ante la conveniencia. (…)
P.- ¿Es un hombre de fe, espiritual, creyente…? ¿Cómo se definiría?
R.- Solo creo en la bondad. Sería algo así como un “cristiano anónimo”. Pero no le pongo cara: la bondad para mí ni tiene barba, ni es budista, ni es nada. Es la bondad. Y a eso siempre le he añadido el talento. Son las dos únicas cosas que me parecen interesantes: bondad y talento.
P.- ¿Qué opinión le merece el papa León XIV?
R.- No hago juicios de valor sobre personas que no conozco, y menos sobre una institución tan antigua. Espero que sea buena persona; lo demás no me importa.