España

El arzobispo de Madrid aprueba un catecumenado de adultos común con ocho centros piloto

| 10/09/2025 - 13:20

El cardenal José Cobo fija las prioridades de la diócesis para el nuevo curso en su carta pastoral





El cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha enviado hoy su Carta Pastoral para el inicio del curso 2025-2026, en la que propone a la diócesis caminar con esperanza renovada tras el Jubileo y fija las prioridades pastorales del nuevo curso. Estas son seis: la implantación del catecumenado de adultos; la formación integral del laicado; la preparación de la Asamblea Presbiteral; el impulso de la pastoral juvenil y vocacional, con la beatificación de seminaristas mártires en 202; la vida sinodal y la reorganización territorial de la archidiócesis.



Para el purpurado, la implantación del catecumanado de adultos es una “urgencia”, puesto que la constitución conciliar ‘Sacrosanctum concilium’ (1964) ordenó restaurarlo y “en esta tarea vamos retrasados, por lo que “urge ponernos al día”.

Según el prelado, “aunque las cifras no son tan altas como nos gustaría, no podemos ser ajenos a la realidad del número cada vez más elevado que solicitan el Bautismo siendo ya adultos. A ello se suma la experiencia de los que vuelven a la fe después de años de alejamiento total”.

Asimismo, Cobo pide “ser capaces de integrar armoniosamente iniciativas de primera evangelización con procesos de iniciación cristiana que gesten cristianos que vivan gozosamente todas las dimensiones de la fe y cuyo proceso desemboque en una comunidad cristiana en comunión con la Iglesia local”. Y añade: “Lo mismo se diga de articular mejor las diferentes realidades y métodos eclesiales que suscita el Espíritu con las parroquias y la Iglesia diocesana para sumar y no restar”.

El cardenal de Madrid, José Cobo, durante la apertura del Jubileo 2025

Como recoge la misiva, “la diócesis garantizará que cada proceso catequético conduzca a un conocimiento profundo de la fe y a una experiencia viva de la Iglesia, y para ello se iniciarán ocho centros piloto para acoger a quienes desean iniciarse en la vida cristiana, preparándolos para el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía”.

Sabedor de que será un proceso “complejo” y de que algunos querrán hacerlo “como siempre”, Cobo admite que inicialmente coexistirán dos ritmos: el habitual y el de los centros piloto que acogerán a quienes sean enviados.

Dirigiéndose a los párrocos, el cardenal señala que “es importante identificar a los posibles participantes y animarlos a integrarse, así como explorar la posibilidad de crear nuevos centros en arciprestazgos o zonas y aportar catequistas para ello”. Para animar, propone organizar sesiones formativas y retiros en arciprestazgos, parroquias y grupos.

Prioridades que nacen del Evangelio

Por otro lado, Cobo concluye su carta destacando que sus seis líneas de acción “nacen del Evangelio y quieren ayudarnos a vivirlo en Madrid con fidelidad y alegría”. Por eso, “pedimos a Dios confianza, apertura, paciencia, audacia y fraternidad”.

“Con la alegría de un corazón que se sabe peregrino os invito a afrontar con ánimo renovado este último tramo del Jubileo de la esperanza que no defrauda. Solo Cristo nos pone en pie a pesar de nuestras flaquezas, pecados y cansancios; solo Él nos hace soñar un mundo nuevo, un mundo más justo y más humano. Él, y no nuestro voluntarismo, es el motor que nos impulsa a salir al encuentro de los demás. Su amor, y no la simple filantropía, es el que nos impulsa a acompañar a los heridos, a consolar a los que sufren, a curar las heridas de la soledad y del abandono, a practicar la hospitalidad y a seguir anhelando la paz en tantos lugares del mundo en los que tristemente es machacada sin piedad”, afirma.

Además, “nuestra Iglesia de Madrid está llamada a ser un oasis de esperanza en el corazón de nuestras ciudades y pueblos. No nos encerremos en nuestras parroquias o en nuestras pequeñas seguridades comunitarias. Salgamos juntos a la calle, a los barrios, a los lugares donde la vida duele, donde la esperanza se ha perdido. Salgamos para ser testigos de la alegría del Evangelio. Seamos una Iglesia con los brazos abiertos. Abramos nuestras puertas a los demás, sin juicios ni prejuicios. Y en este peregrinar, llevemos el consuelo de Dios a quienes experimentan la soledad y la ausencia de rumbo para que experimenten con nosotros la certeza de la esperanza cristiana que no defrauda”, subraya.

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