Argentina: Los obispos celebraron la 200º reunión de la Comisión Permanente

  • Trataron los temas previstas y planificaron la Asamblea Plenaria de noviembre
  • Por el aniversario de Nostra Aetate recibieron la visita de representantes de la comunidad judía y musulmana

Argentina: Los obispos celebraron la 200º reunión de la Comisión Permanente

En la sede de la Conferencia Episcopal Argentina, se desarrolló la 200º reunión de la Comisión Permanente, bajo la coordinación de la Comisión Ejecutiva: Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y presidente de la CEA; el cardenal Ángel Rossi sj, arzobispo de Córdoba y vicepresidente 1º; Daniel Fernández, obispo de Jujuy y vicepresidente 2º, y Raúl Pizarro, obispo auxiliar de San Isidro y secretario general.



Estuvieron presentes los titulares de las Comisiones Episcopales estatutarias y del delegados de las Regiones Pastorales. En la primera jornada, fueron acompañados por en nuncio apostólico en la Argentina, Mirosław Adamczyk. 

Temáticas abordadas

Después del intercambio pastoral que los obispos realizan en cada encuentro compartiendo las realidades pastorales de las distintas zonas del país, se reflexionó sobre el temario previsto:

  • Avances del Informe de la Comisión Especial para el Estudio de la Vida, Ministerio y Memoria de Mons. Carlos Horacio Ponce de León (1914-1977). La presentación estuvo a cargo del padre Luis Liberti.
  • El Consejo de Asuntos Económicos presentó un plan de transparencia que se viene implementando en todas las diócesis.
  • Cónclave y Elección del Papa León XIV, con la exposición de los cardenales Vicente Bokalic y Ángel Rossi sj, titulares de Santiago del Estero y Córdoba
  • Informe de la Comisión Previsional del Clero, a cargo del obispo auxiliar de Buenos Aires Alejandro Giorgi
  • El presidente de la Comisión Episcopal de Ministerios, Damián Nannini, obispo de San Miguel, presentó temas vinculados a los asuntos del Clero
  • Los obispos trabajaron en la reforma de la estructura de la Conferencia Episcopal Argentina, con especial atención en las comisiones episcopales, las regiones pastorales y la Comisión Permanente,
  • Designación de los miembros de la Comisión Nacional de Justicia y Paz
  • La planificación de la próxima Asamblea Plenaria de noviembre.

Aniversario de Nostra Aetate

Los obispos recibieron la visita del Rabino Ariel Stofenmacher, rector del Seminario Rabínico Latinoamericano Marshall T. Meyer, y de Omar Abboud, de la comunidad musulmana en el marco del 60º aniversario de este documento del Concilio Vaticano II, que trata las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. 

Marcelo Colombo destacó que este texto fue una “declaración necesaria y audaz que nos comprometió a trazar un nuevo camino en las relaciones con otras religiones”, que se convirtió en un faro que sentó las bases para que los cristianos católicos, a la luz del evangelio de Jesucristo, reprueben como ajena a su espíritu y contenido cualquier forma de discriminación o vejación realizada por motivos de raza o color, de condición o religión (cf. NA 5).

Agregó que la declaración recuerda que los hombres buscan en nuestras religiones la respuesta a los enigmas más recónditos de la condición humana, y pretenden encontrarse con aquel último e inefable misterio que envuelve nuestra existencia, del cual procedemos y hacia el cual nos dirigimos. La  respuesta a esas búsquedas se encuentra en nuestro estilo de vida, en las comunidades, en los santos y testigos, y en el modo sereno y convencido de esa búsqueda de verdad, la justicia y la paz.

Testimonio viviente

El presidente del Episcopado afirmó que el Concilio Vaticano II exhorta a los católicos a que, con caridad y prudencia, mediante el diálogo y la colaboración con los hermanos de otras religiones, reconozcamos, guardemos y promovamos aquellos bienes espirituales y morales que tenemos en común, y que lo hagamos sobre todo con nuestro testimonio de fe y vida cristiana (NE 2).

Con nuestros hermanos mayores, el pueblo de Israel, reconocemos a Dios como un Padre. Moisés lo expresó diciendo al Faraón: “Esto dice el Señor: Israel es mi hijo primogénito” (Ex 4,22) y el profeta anhela los tiempos en que se les dirá: “Hijos del Dios viviente” (Os 2,1). Jesucristo, une sus discípulos a Dios de un modo único, dando a los creyentes el Espíritu Santo que los hace clamar “Abba”, Padre (Gal 4,6).

Con los creyentes del Islam, invocamos el nombre de Dios como “el clemente y misericordioso”. Así reza aquella “Basmala” que no solo encabeza casi la totalidad de suras del Corán, sino que también es recitada para invocar la bendición de Dios sobre las tareas importantes de la vida. “Adonay, Adonay, Dios misericordioso y compasivo”, dice el Señor a Moisés en la Montaña de la Alianza, y por boca de los profetas repetirá “quiero misericordia más que sacrificios” (Os 6,6). Los cristianos confesamos que Jesucristo ha revelado esa misericordia y perdón, y como buen samaritano, se ha hecho cargo del hombre herido. (Lc 10)

El hinduismo, el budismo y las demás religiones que se encuentran por todo el mundo, también se esfuerzan por responder a las inquietudes del corazón humano (NA 2). No podemos desconocer tampoco la sabiduría, las intuiciones y las expresiones religiosas los pueblos originarios de América y otros continentes que también deben ser lugares de diálogo y encuentro. “Si uno cree que el Espíritu Santo puede actuar en el diferente, entonces intentará dejarse enriquecer con esa luz, pero la acogerá desde el seno de sus propias convicciones y de su propia identidad” (Exhortación Querida Amazonía 106).

A todos nos une la responsabilidad de ser testimonio viviente de la misericordia y de la compasión que profesamos de Dios, porque como dice un discípulo amado de Jesús ¿quién puede decir que ama a Dios a quien no ve, si no ama a su hermano a quien ve? (cf. Jn 4,20-21).

Desafíos

Destacó que los desafíos de nuestra época (Nostra Aetate) urgen al diálogo y el encuentro. Los nuevas formas de discriminación entre los hombres y los pueblos afectan la dignidad humana y los derechos, y ellos interpelan a los creyentes de todos los credos.

  • El “continente digital”: junto a las ricas posibilidades de progreso y de encuentro se advierte que han fermentado en él peligrosas levaduras al servicio del odio, de la cancelación, de la manipulación… “Ellas pueden asfixiar esas posibilidades y desatar fuerzas de deshumanización incontrolables”, reafirmó.
  • La negación del destino universal de los bienes, proponen modelos de progreso que cobran víctimas humanas a través de la pobreza planificada o aprovechada. 
  • La necesidad de promover la paz, contribuyendo al fin de los horrores de la guerra y a la verdadera justicia social, denostada por algunos y corrompida por otros, principio fundamental de familia humana, y base moral de nuestras creencias.

Finalmente, invitó a comprometerse con las palabras del Papa León en su discurso a las delegaciones ecuménicas en el comienzo de su pontificado: “A todos ustedes, representantes de las demás tradiciones religiosas, les expreso mi gratitud por su participación en este encuentro y por su contribución a la paz. En un mundo herido por la violencia y los conflictos, cada una de las comunidades aquí representadas aporta su sabiduría, su compasión y su compromiso con el bien de la humanidad y el cuidado de la casa común. Estoy convencido de que, si estamos unidos y libres de condicionamientos ideológicos y políticos, podremos ser eficaces al decir “no” a la guerra y “sí” a la paz, “no” a la carrera armamentista y “sí” al desarme, “no” a una economía que empobrece a los pueblos y a la tierra y “sí” al desarrollo integral. El testimonio de nuestra fraternidad, que espero podamos manifestar con gestos concretos, sin duda contribuirá a construir un mundo más pacífico, como lo desean en lo más profundo de su corazón todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.

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