El cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, presidió la misa de exequias en la que participaron familia del joven líder, personalidades políticas, autoridades y diplomáticos
Exequias Miguel Uribe
Miles de personas se congregaron a las afueras de la Catedral primada de Colombia, centro de Bogotá, para despedir al senador y precandidato presidencial, Miguel Uribe Turbay, quien luego de dos meses de luchar por su vida, víctima de un atentado, falleció el 11 de agosto.
En la misa de exequias, presidida por el cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, participaron la familia del joven líder, personalidades políticas, autoridades y diplomáticos.
El purpurado reiteró su pesar, porque este hecho que ha enlutado al país “trae ecos del pasado, de una violencia política”. Solo aferrados a la fe es como “podremos avanzar con el dolor de estas heridas hacia la cultura del respeto social, de la dignidad humana y de la libertad con justicia”.
El cardenal Rueda, gran devoto de la Virgen, echó mano del pasaje evangélico de las bodas de Caná para invitar a toda Colombia a seguir el ejemplo de María, “capaz de detectar las crisis y buscar soluciones verdaderas en Jesús”.
Aunque el dolor “nos puede dejar con la tinaja vacía y desanimados”, el arzobispo recordó que la Madre de Dios “nos enseña a dar los pasos necesarios y oportunos, para salir de esta crisis, y para salir mejor”.
Ello pasa primero por superar la polarización, que “nos arruina como país”, por ende, cree que llegó el momento de tejer nuevas relaciones sociales, basadas en la solidaridad, superando la enfermedad del egoísmo.
“Reconozcamos sinceramente que estos son tiempos de empobrecimiento ético y de polarización agresiva, que nos arruina, que acaba con nuestro país”, añadió.
Invitó a todos, indistintamente su color político y afiliación, a superar las diferencias, preguntarse “si estamos dispuestos a respetarnos y a trabajar para dejarle a las próximas generaciones una Colombia unida”.
Es urgente parar “la fábrica de muertos” tanto en campos como en las ciudades. Todo depende de la voluntad de cada uno.
En medio de todo el dolor que deja el magnicidio de Miguel Uribe, Rueda ha insistido en no “dejarnos robar la esperanza”, al contrario, llegó el momento de sembrar semillas de paz “en la tierra más árida para que puedan dar fruto de vida y futuro”.
Es el amor, no la violencia, la que tendrá la última palabra, porque “el amor se expresa en palabras de bondad y verdad, educa para curar y cuidar a la sociedad herida”.
Será el amor de Jesús que como “el vino nuevo que nos da llenará la tinaja vacía de nuestra historia”. También agradeció a quienes desde el silencio “trabajan y oran” por la unidad del país.
Agradeció a María Claudia Tarazona, viuda de Miguel Uribe, por su valentía y testimonio de fe en medio del dolor, por “hablarle desde el corazón a Colombia”.