Vaticano

Cardenal Koch: “Sería deseable que León XIV reabriera la puerta a la misa tradicional cerrada por Francisco”

| 07/08/2025 - 17:02

El prefecto para la Unidad de los Cristianos subraya que el rito tridentino no puede prohibirse y traza los retos ecuménicos del nuevo pontificado





En un momento de transición para la Iglesia, el cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, ha concedido una entrevista a kath.net en la que aborda sin rodeos algunos de los desafíos más complejos que deja el pontificado de Francisco y que ahora hereda el papa León XIV. En ella, ha reflexionado sobre la liturgia tradicional, la sinodalidad y el ecumenismo.



“No he hablado con el papa León sobre esto y no quiero crear falsas esperanzas”, reconoce el cardenal suizo, aunque no oculta su deseo: “Sería deseable que reabriera la puerta a la misa tradicional, ahora cerrada”. Una puerta que, según reconoce, el papa Francisco ha mantenido con un enfoque muy restrictivo, tras haber derogado en gran parte las disposiciones del ‘Summorum Pontificum’ de Benedicto XVI.

“Lo que me convenció fue precisamente lo que Benedicto dijo: algo que se ha practicado durante siglos no puede simplemente prohibirse”, recuerda Koch.

Sinodalidad al servicio de la misión

Sobre la sinodalidad, el cardenal Koch se esfuerza por disipar equívocos. “La sinodalidad no se opone a la jerarquía, más bien, ambas son interdependientes. No hay sinodalidad sin primacía, ni primacía sin sinodalidad”, asegura.

En este punto, destaca también la línea de continuidad entre Francisco y León XIV: “El nuevo Papa ha sido claro al afirmar que su prioridad es una Iglesia misionera, y por tanto, sinodal. La sinodalidad está al servicio de la misión”, subraya, recordando que para Francisco el modelo no era el parlamentarismo, sino el Espíritu Santo.

Unidad de los Cristianos

“La sangre de los mártires nos une”

El cardenal Koch, con una larga trayectoria en el ámbito ecuménico, reconoce en Francisco a un Papa que “hizo mucho por el diálogo entre cristianos”. Menciona dos grandes aportaciones. La primera, su insistencia en el ecumenismo del encuentro: “Siempre repetía la fórmula: ‘caminar juntos, orar juntos, trabajar juntos’. Era su manera de construir vínculos reales con las demás iglesias”.

La segunda es lo que Francisco denominó el ‘ecumenismo de la sangre’, retomando una intuición de Juan Pablo II. “Hoy los cristianos son perseguidos no por ser católicos, ortodoxos o protestantes, sino por ser cristianos. La sangre de los mártires nos une, no nos divide”, explica Koch.

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