El papa León XIV durante la audiencia general
El papa León XIV ha continuado hoy, durante la audiencia general de los miércoles, su ciclo de catequesis jubilares dedicadas a ‘Cristo, nuestra esperanza’. En esta ocasión, se ha detenido en reflexionar sobre el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
“Iniciamos meditando sobre un verbo muy valioso en la vida cristiana, que es ‘preparar’. Jesús les pide a sus discípulos que ‘preparen’ la sala donde celebrarían la Pascua. En este gesto, vemos la importancia de prepararnos y de hacer espacio para recibir al Señor en nuestra vida”, ha dicho el Pontífice.
Para Robert Francis Prevost, “otra enseñanza es que Jesús no lo hace todo solo, sino que solicita la ayuda de sus amigos. Esto significa que el don de Dios no anula nuestra responsabilidad ni nuestra libertad, sino que las reaviva y las hace fecundas”.
Como ha señalado el Papa, “también hoy, como entonces, los discípulos de Jesús tenemos que preparar una cena. Se trata de la Eucaristía, que no se celebra solamente sobre el altar, sino en la vida cotidiana, donde estamos llamados a hacer de cada acontecimiento una ofrenda y una acción de gracias al Señor”.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, León XIV ha invitado a pedir “a Jesús, el Pan vivo bajado del cielo, que nos conceda saber preparar con humildad y vivir con buena disposición la celebración de la Santa Misa, así como hacer de toda nuestra vida una continua Eucaristía”.
León XIV, durante la audiencia general
Al término de la audiencia, el Pontífice ha recordado que hoy se cumple el 80º aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima, y el 9 de agosto será el de Nagasaki.
“Deseo asegurar mis oraciones por todos aquellos que sufrieron sus efectos físicos, psicológicos y sociales. A pesar del paso de los años, aquellos trágicos acontecimientos constituyen una advertencia universal contra la devastación causada por las guerras y, en particular, por las armas nucleares”, ha señalado.
Y ha añadido: “Espero que en el mundo contemporáneo, marcado por fuertes tensiones y conflictos sangrientos, la seguridad ilusoria basada en la amenaza de la destrucción mutua dé paso a los instrumentos de la justicia, a la práctica del diálogo y a la confianza en la fraternidad”.