Cherry Vann, arzobispa de Gales
Después de dos días de votaciones en Chepstow, el Colegio Electoral de la Iglesia anglicana de Gales llegó a un acuerdo y, tras obtener la mayoría de dos tercios requerida, Cherry Vann se convirtió en la primera mujer en acceder al arzobispado, tras 14 predecesores varones.
De hecho, ninguna otra prelada había alcanzado esa condición en una diócesis que, por su tamaño y significación, tiene el rango de arzobispado. Algo más que significativo, pues, tras la dimisión de Justin Welby por una mala gestión en casos de abusos de sacerdotes, aún sigue vacante el Arzobispado de Canterbury, cabeza simbólica de la Comunión Anglicana. Y más cuando algunos medios especializados especulan con que podría elegirse para cubrirlo a una mujer.
En el caso de Cherry Vann, ella fue de las primeras en acceder al sacerdocio, en 1994 (ya ejercía el diaconado desde 1989), cuando el anglicanismo dio el paso de ordenar no solo a hombres. Además, desde hacía cinco años, ejercía el episcopado en la Diócesis de Monmouth. Ahondó así en una senda que los anglicanos británicos abrieron hace algo más de una década. Desde entonces, como señala ‘El Periódico’, más de la mitad de los obispos en Gales son mujeres, mientras que en Inglaterra esa cifra se reduce a la cuarta parte.
Los medios locales también han incidido en el hecho de que, además de ser la primera mujer en acceder al arzobispado en Reino Unido, también es la primera consagrada abiertamente homosexual en hacerlo. De hecho, en sus tres décadas desde su consagración sacerdotal (durante 11 años fue archidiácono de Rochdale, en la Diócesis de Manchester), así como en sus cinco años desde el episcopado, siempre ha promovido espacios abiertos a la acogida de personas de toda condición sexual.
En declaraciones recogidas por ‘Anglican Communion News Service’, el reverendo Ian Black, decano de Newport, en la Diócesis de Monmouth, ha señalado que “Cherry es la persona ideal para este momento de la vida de la Iglesia en Gales. Posee las habilidades y la visión necesarias para restablecer la confianza tras algunos fracasos muy visibles. Ha aportado estabilidad a la Diócesis de Monmouth, gestionando el cambio de áreas ministeriales con claridad y propósito, mostrando un profundo interés por el clero y la gente. Esta base será una buena base para su liderazgo en la Provincia durante los próximos años”.
Además, “tiene una fe profunda, abierta también a quienes tienen una opinión diferente a la suya, y esto ha impresionado enormemente a los electores. Espero con ansias apoyarla como deán de su catedral. Uno de nuestros deberes y placeres aquí es rezar por el obispo todos los días, y seguiremos haciéndolo con gusto”.
La propia Vann ha valorado con la agencia eclesial el contexto en el que llega a este cargo al sustituir a Andrew John, quien, tras menos de cuatro años como arzobispo de Gales, dimitió meses atrás por inapropiadas conductas sexuales, problemas con el alcohol y una dudosa gestión económica. Ante ello, su sucesora recalca que “lo primero que debo hacer es asegurarme de que los problemas que se han planteado en los últimos seis meses se aborden adecuadamente y trabajar para lograr sanación y reconciliación, y para construir un buen nivel de confianza en toda la Iglesia y las comunidades a las que sirvo”.
Fotos: Iglesia anglicana de Gales.