Las últimas semanas están siendo muy dolorosas para los cristianos que viven en las regiones palestinas de Gaza y Cisjordania. El 17 de julio, un tanque israelí atacó la Parroquia de la Sagrada Familia, la única católica de la Franja (donde se cobijan 600 fieles), y causó tres muertos y nueve heridos. Pero, diez días antes, ya ocurrió otro grave incidente en la aldea cisjordana de Taybeh, la única población completamente cristiana de Palestina, con unos 1.300 habitantes y que en la Biblia se cita, bajo el nombre de Efraín, como el lugar en el que Jesús se refugió después de resucitar a Lázaro.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Ese día, un grupo de colonos judíos atacó el pueblo y quemó los alrededores de la iglesia de San Jorge (del siglo V) y el cementerio. Las Iglesias cristianas presentes en el municipio (la católica latina, la greco-ortodoxa y la católica greco-melquita) publicaron un comunicado conjunto lamentando la violencia sin control y exigiendo a las autoridades israelíes protección…
No fueron escuchados
Pero, tristemente, no fueron escuchados, pues, en la madrugada de este 27 de julio, volvieron a ser atacados por los colonos, que dejaron tres coches calcinados y pintadas en sus paredes en las que exigían su marcha antes de que se “arrepientan” por ser “demasiado tarde”.
Si, tras el anterior ataque, el pueblo fue visitado por varias delegaciones diplomáticas y, a nivel religioso, por los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén (entre los que se incluye el cardenal Pierbattista Pizzaballa como patriarca latino), que celebraron allí un acto ecuménico de denuncia, ahora el colectivo ha publicado un comunicado conjunto en el que los líderes cristianos expresan “nuestra profunda preocupación y nuestra firme condena tras otro violento ataque contra la localidad cristiana de Taybeh”, que ha padecido otro “claro acto de intimidación contra una comunidad pacífica y fiel, arraigada en la tierra de Cristo”.
Como se deplora, “este grave incidente no es un hecho aislado. Forma parte de un alarmante patrón de violencia de colonos contra las comunidades de Cisjordania, incluyendo sus hogares, espacios sagrados y formas de vida. Hace apenas unos días, colonos irrumpieron en Taybeh, arreando ganado hasta el corazón de la ciudad. Individuos enmascarados (algunos armados, otros a caballo) vagaban por las calles, sembrando el terror y amenazando la santidad de la vida cotidiana. El fuego alcanzó los mismos muros de la antigua iglesia, testimonio vivo de la perdurable presencia de la fe cristiana en Tierra Santa”.
Se distorsiona la verdad
Entonces, como lamentan, “las declaraciones oficiales de la policía israelí redujeron el asunto únicamente a daños materiales, omitiendo el contexto más amplio de intimidación y abuso sistemáticos. Estas omisiones distorsionan la verdad y no abordan las violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, incluido el derecho a la libertad religiosa y la protección del patrimonio cultural”.
Con todo, “preocupa aún más la reaccionaria campaña de desinformación de grupos afiliados a colonos israelíes, lanzada en respuesta a las recientes visitas diplomáticas a Taybeh. En lugar de abordar las graves violaciones que se están cometiendo, estas narrativas buscan desacreditar a las víctimas y restarle importancia a la solidaridad internacional. Dichas distorsiones buscan desviar el escrutinio y encubrir conductas criminales que violan las normas internacionales”.
Ante la gravedad de esta situación, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén denuncian “el clima de impunidad imperante, que socava el estado de derecho y pone en peligro la coexistencia pacífica en la tierra de la Resurrección”. Y es que “la falta de rendición de cuentas no solo amenaza a las comunidades cristianas, sino que también debilita los fundamentos morales y legales que sustentan la paz y la justicia para todos”.
Protección eficaz
Por todo ello, los representantes cristianos se dirigen con vehemencia al Ejecutivo de Benjamin Netanyahu y, sin florituras diplomáticas, alzan la voz: “Exigimos al Gobierno israelí que actúe con claridad moral y compromiso: para que los responsables de estos crímenes rindan cuentas sin demora; garantizar una protección eficaz y constante para la población de Taybeh y todas las comunidades vulnerables; y cumplir con sus obligaciones en virtud del derecho internacional”.
