El salesiano Tadeusz Rozmus fue misionero en Egipto y Ruanda, provincial en Polonia y miembro del consejo general de la congregación; pero, desde 2021, este aficionado al motociclismo –su pasión le ha valido el nombre de ‘Don Biker’– está al frente a la parroquia pontificia de Santo Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo, donde León XIV presidió la misa el 20 de julio. Situada frente al palacio apostólico en el que tantos papas han veraneado, Gian Lorenzo Bernini diseñó el templo por encargo de Alejandro VII como capilla palatina y fue encomendado a los agustinos, hasta que en 1926 se hizo el traspaso a los salesianos.
Ahora toda la comunidad ha vivido la presencia del Papa “como un extraordinario don de Dios y un signo de la continuación de la historia” del descanso estival de los papas en la villa a lo largo de cuatro siglos. Para el párroco, “la llegada de León XIV ha demostrado que esta historia sigue hoy vigente”. Quitando hierro a la frialdad con la que llegaron los salesianos en su día, la presencia del nuevo Pontífice es “un signo”. “
Personalmente, estoy convencido de que el regreso de un Papa agustino a la Iglesia agustiniana es un hermoso signo que muestra la relevancia de cada carisma”, confiesa a ‘Vida Nueva’. Los agustinos siguen al frente de la otra parroquia pontificia que existe, la de Santa Ana en el Vaticano, creada para la atención pastoral de los empleados de la Santa Sede y sus familias. Ahora esta “se ha ampliado para incluir a muchas otras personas que forman parte de la parroquia, aunque no estén directamente implicadas en ninguna de las estructuras vaticanas”.
Ahora bien, destaca que “la presencia del Papa es cada vez un gran desafío para la parroquia”, ya que “crece considerablemente el número de peregrinos y visitantes que a menudo piden poder celebrar también la eucaristía en la iglesia”, como volverá a hacer el 15 de agosto Robert Francis Prevost siguiendo el ejemplo de sus predecesores. En estos días se ha respirado “el ambiente de una gran fiesta”, más allá del incremento de la seguridad; pero esta parroquia tiene la vida “normal” de una comunidad en sus iglesias y capillas y en el oratorio salesiano; aunque suma lo “extraordinario” de acoger a “tantos grupos de peregrinos que vienen aquí de todo el mundo”.