El Papa ponía fin a su estancia en los Casteli Romani después de unas semanas que le han permitido “tomar un poco de aire”
“Hay que deponer las armas y frenar el comercio que hay detrás de cada guerra”. Con este mensaje, León XIV se despidió de Castel Gandolfo la tarde de ayer, 22 de julio, tras 16 días de retiro en Villa Barberini. El Pontífice regresó al Vaticano poco antes de las 21:00 horas, no sin antes saludar a los fieles que lo esperaban a las puertas de la residencia y responder algunas preguntas sobre la situación internacional y, en particular, sobre Gaza.
“Hay muchos lugares donde me gustaría ir, pero no necesariamente esa es la fórmula para encontrar una respuesta”, dijo el Papa al ser preguntado sobre la posibilidad de viajar a zonas de conflicto. Más que visitas simbólicas, insistió en “animar a todos a dejar las armas y también todo el comercio que hay detrás de cada guerra. Muchas veces, con el tráfico de armas, las personas se convierten en instrumentos sin valor. Tenemos que insistir en la dignidad de cada ser humano, cristiano, musulmán, de cualquier religión. Todos somos hijos de Dios”.
Respecto a su estancia en los Castelli Romani, León XIV aseguró que fue “muy buena”, agradeciendo la acogida recibida: “He podido cambiar un poco de aire”, dijo, aunque puntualizó que se trató de “unas vacaciones de trabajo, no he dejado de seguir la actualidad”. Asimismo, señaló que incluso aprovechó estos días para “recibir y hablar por teléfono con algunos jefes de Estado”, algo que consideró “importante”, porque “gracias a Dios, la voz de la Iglesia sigue siendo relevante. Continuamos intentando promover la paz”.
El Papa ha permanecido en Castel Gandolfo del 6 al 22 de julio, en un tiempo marcado por momentos de oración y encuentros significativos. Presidió tres misas públicas, incluida la primera liturgia por la Custodia de la Creación tras su incorporación al Misal Romano. Desde la plaza frente al Palacio Apostólico, en los Ángelus del 13 y 20 de julio, volvió a exhortar a orar “por quienes sufren a causa de la violencia y la guerra” y pidió el cese de los bombardeos en Gaza.
Durante estos días ha habido espacio también para gestos simbólicos, como su visita al Observatorio Vaticano en el aniversario del alunizaje, con un saludo virtual al astronauta Buzz Aldrin. En el plano diplomático, recibió al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky (9 de julio) y habló por teléfono con Benjamin Netanyahu (18 de julio) y Mahmoud Abbas (21 de julio), tras la escalada de violencia en la región.
Antes de su partida, León XIV visitó el monasterio de las Clarisas de Albano y la casa de retiro de las Hermanas de Santa Marta: “Ustedes son signo de esperanza. Han dado tanto en la vida; sigan siendo testimonio de fe y oración”, les dijo. Ahora, de vuelta en el Vaticano, León XIV retoma su agenda ordinaria con la mirada fija en la paz. “Continuaremos este esfuerzo”, prometió.
