El purpurado ha asegurado que “los conflictos entre cardenales representados en la película son extravagantes, pero es muy precisa con lo que sucede en la Capilla Sixtina”
El oscarizado actor Ralph Fiennes se metió en la piel del cardenal Thomas Lawrence, decano del Colegio Cardenalicio, en la película Cónclave, un thriller inspirado en la novela de Robert Harris que recrea la elección de un Papa tras la muerte del Pontífice. El filme, estrenado hacia el final del pontificado de Francisco, se rodó con una atención meticulosa a los detalles litúrgicos y a la solemnidad de la Capilla Sixtina. Sin embargo, las intrigas dramáticas que llenan la pantalla son, según quienes han vivido el proceso real, mucho más ficción que realidad.
Así lo afirma el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, que no solo fue testigo de un cónclave auténtico, sino también asesor en la sombra para dar verosimilitud a la película. “La cinta era muy precisa en lo que respecta a las rutinas de un cónclave en la Capilla Sixtina”, aseguró el purpurado tras impartir la conferencia anual de St. George’s House en la Capilla de St. George, Windsor, la semana pasada, tal como recoge The Tablet. Asimismo, subrayó que “los conflictos entre cardenales electores representados en la película son extravagantes”.
Antes de rodar, Ralph Fiennes quiso empaparse del protocolo y la espiritualidad que rodea la elección papal. Y recurrió a Nichols para que le ayudara a interpretar con autenticidad a un purpurado de alto rango. “Pasamos unas tres horas juntos y le pregunté: ‘¿Quieres probarte el traje?’, y así lo hizo”, recordó el cardenal. El actor, sobrino nieto del teólogo católico Sebastian Moore y del difunto Nicholas Lash, “tenía muchas ganas de aprender” e incluso practicó las rúbricas litúrgicas propias de las ceremonias más solemnes.
Más allá de la gran pantalla, Nichols sabe bien cómo se vive un cónclave. Y es que fue uno de los 133 cardenales electores que, tras la muerte del papa Francisco, eligieron al cardenal Robert Prevost como sucesor de Pedro. Un proceso que, a diferencia de lo que muestra la película, estuvo marcado por el discernimiento y no por las conspiraciones.
En las Congregaciones Generales, tanto con electores como con cardenales mayores sin voto, se discutieron las cualidades que debía tener el nuevo Papa. “Creíamos que el sucesor al trono de Pedro necesitaba evangelizar –y Prevost era miembro de una orden misionera-; necesitaba capacidad intelectual –y Prevost era un erudito-; que necesitaba ser consciente de las necesidades del mundo –y Prevost, como líder de su propia orden agustiniana, había viajado dos veces por el mundo-; que fuera un líder pastoral –él había sido obispo de una diócesis pobre– y que tuviera experiencia curial –era el prefecto del Dicasterio para los Obispos desde 2023-“, explicó Nichols.