“Vamos a modificar el rostro de la UMOFC, pero no la misión”. Así lo ha asegurado a Vatican Media Mónica Santamarina, presidenta general de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), que agrupa a más de cien entidades de todo el mundo y representa a millones de mujeres comprometidas con su fe, con su comunidad y con la transformación social desde el Evangelio.
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La declaración llega en un momento de renovación interna para la organización, pero también en pleno Año Jubilar, apenas unas semanas después del nombramiento de León XIV, el nuevo Papa que, en palabras de Santamarina, “es un regalo del Espíritu Santo”.
Y es que para la presidenta de la UMOFC su elección ha sido providencial. “Como todo el pueblo de Dios, nos sentíamos un poquito huérfanos por la partida del Papa Francisco. Y bueno, esta noticia que llegó muy rápido… nos dio muchísima alegría”, confiesa.
La rapidez con la que se resolvió el cónclave ha sido leída en clave de discernimiento eclesial. “Fue realmente un consenso iluminado por el Espíritu Santo”, insiste Santamarina, que reconoce en León XIV a un hombre que puede continuar y consolidar las reformas iniciadas por su predecesor: “Necesitábamos un Papa conciliador, un Papa que entendiera, un Papa que siguiera con las reformas del papa Francisco y que pusiera sus propios temas”.
Para Santamarina, el primer saludo como Pontífice —“La paz sea con ustedes”— marcó para muchas mujeres de la UMOFC el tono de lo que podría ser este nuevo pontificado. “Fue realmente hermoso, porque es lo que más necesitamos hoy: paz en el mundo, paz en la Iglesia, paz en las familias. Paz”, subraya.
Fe en acción
La UMOFC, presente en los cinco continentes, trabaja en frentes tan diversos como urgentes: la erradicación de la violencia y la discriminación contra las mujeres en África, la defensa de la familia en América Latina, o los difíciles equilibrios entre vida laboral, personal y espiritual que tantas mujeres enfrentan en sus comunidades.
A este compromiso se suma el Observatorio Mundial de las Mujeres, que proporciona datos, diagnósticos y propuestas concretas a nivel internacional. “El trabajo por la dignidad de la mujer no puede quedarse en lo testimonial. Tiene que traducirse en propuestas y acciones reales”, señala Santamarina.