Francesco Patton ha estado nueve años al frente de la Custodia de Tierra Santa hasta que, el pasado 24 de junio, el relevo fue oficial con el nombramiento de Francesco Ielpo como nuevo Custodio. Lejos de emprender la retirada, Patton ha dejado claro que no tiene intención de alejarse de esa tierra que ha marcado su vida y su vocación: “Mi deseo es permanecer en Tierra Santa, sin funciones de gobierno, al servicio de los frailes, de los cristianos locales y de los peregrinos”.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Por ello, su intención no es regresar a Italia ni embarcarse en nuevos cargos. Quiere quedarse, permanecer como fraile “simple”, seguir caminando sin la carga del liderazgo, pero con el mismo amor por una tierra a la que se ha sentido llamado: “He aprendido de los cristianos locales que para quedarse aquí hay que amar esta tierra… pertenecer a ella no es una maldición, sino una vocación”.
Relaciones que enseñan
A lo largo de su mandato, Patton ha repetido una frase que resume la complejidad del lugar: “En Oriente Medio nada es lo que parece”. “El tiempo en Tierra Santa me quitó mucho de mi ADN nórdico”, confiesa, “y me hizo adoptar una mentalidad más mediterránea”.
Más allá de los deberes institucionales, su experiencia en Tierra Santa ha estado marcada por amistades concretas con musulmanes, judíos y representantes de otras confesiones cristianas. Pero uno de los recuerdos que Patton se lleva grabado en el corazón es su encuentro con el papa Francisco en Chipre, en 2021. En esa ocasión, el Pontífice accedió a grabar con su teléfono un mensaje para los jóvenes de Tierra Santa. “Con su sencillez y humildad, nos ofreció un mensaje de esperanza, una invitación a levantar la cabeza y creer que en esta Tierra no solo tenemos un pasado que recordar, sino también un futuro que construir”, dice.