León XIV a franciscanos conventuales y trinitarios: “El superior debe ser el más pequeño, el servidor de todos”

Ambas congregaciones se encuentran en Roma en el marco de sus capítulos generales

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El papa León XIV ha recibido este viernes en audiencia, y de forma conjunta, a los participantes de los Capítulos Generales de los Frailes Menores Conventuales y del Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos (trinitarios). En su discurso, el Pontífice evocó el legado de san Francisco de Asís y san Juan de Mata, y animó a los presentes a ser signos vivos de fraternidad y servicio en un mundo herido.



Durante el encuentro, celebrado en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, León XIV recordó una imagen significativa: un fresco de la Basílica de San Juan de Letrán en el que el papa Inocencio III aparece recibiendo juntos a san Francisco y a san Juan de Mata. “Una bella evocación”, dijo, aludiendo al valor que ambos santos dieron a la vida religiosa como don recibido del Espíritu y puesto al servicio de la Iglesia universal.

Según el Papa, la figura de san Francisco —“arrodillado con un gran libro abierto”— es la de quien se presenta ante el Pontífice “no con un proyecto propio, sino con el deseo de vivir el Evangelio sine glossa”. San Juan de Mata, por su parte, “ofrece la Regla aprobada como culmen de un camino de discernimiento”.

“Ambas actitudes, lejos de ser opuestas, se iluminan mutuamente”, subrayó León XIV. “Nos enseñan que el carisma necesita de la confirmación de la Iglesia, pero también que la Iglesia se enriquece y se reforma con el don de los carismas”.

Leon XIV Franc

León XIV durante su encuentro con los franciscanos y trinitarios

Un sacerdocio humilde

Profundizando en el sentido de la vida consagrada, el Papa insistió en que “el superior debe ser visto como un ministro, es decir, el más pequeño, el servidor de todos”. Esta concepción, señaló, bebe del Evangelio de san Mateo (20,27) y ha influido en todo el lenguaje de la vida religiosa, desde títulos como prior o magister, hasta la vivencia concreta de la autoridad como servicio.

A los trinitarios, León XIV los animó a mantener vivo el espíritu fundacional de su instituto: “Llevar consuelo a quienes no pueden vivir su fe en libertad”. Y, aludiendo al lema de su Capítulo —inspirado en la segunda carta a los Corintios: ‘Perseguidos, pero no abandonados’— les instó a no olvidar “a los perseguidos por su fe en sus oraciones y en su acción cotidiana”.

El Papa recordó, citando a san Agustín, que “la parte de los perseguidos es la parte de Dios, y marca la vocación del liberador de su pueblo”. Esa tensión espiritual hacia los que sufren “atraerá la mirada de las vocaciones, de los fieles y de los hombres de buena voluntad”, y mantendrá a la orden “disponible para los servicios de frontera” en regiones como la Península Arábiga, Oriente Medio, África o el subcontinente indio.

Discernimiento, comunión y alabanza

En relación con el Capítulo de los franciscanos conventuales, León XIV valoró su trabajo de discernimiento sobre las normas de los capítulos generales y provinciales, subrayando que “en ellos se habla de las cosas de Dios”. “No nos debe mover nuestro interés personal, sino el de Cristo”, afirmó. “Su Espíritu es el que debemos escuchar ante todo, para escribir el futuro en el presente”.

A los hijos de san Francisco, en este año en que se conmemoran 800 años del Cántico de las Criaturas, León XIV los animó a ser, “personalmente y en cada fraternidad, un recordatorio vivo del primado de la alabanza a Dios en la vida cristiana”.

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