El recordatorio de los obispos españoles por el Día de la Caridad: “Mientras haya personas, hay esperanza”

La Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social ha publicado su mensaje con motivo del Corpus Christi

una mujer pide limosna en una calle de Salamanca

La Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal ha publicado un mensaje con motivo de la celebración del Día de la Caridad el próximo 19 de junio, solemnidad del Corpus Christi. Bajo el lema ‘Mientras haya personas, hay esperanza’, el mensaje denuncia la violencia que permea nuestro tiempo, no solo en conflictos bélicos extremos, sino también en lacras cotidianas como la precariedad habitacional y la falta de oportunidades laborales. “Vivimos rodeados de violencia…, la desesperanza nos asalta y necesitamos reavivar la confianza en el futuro”, escriben los obispos.



Del mismo modo, la subcomisión señala los obstáculos que afrontan las personas migrantes: “Muchas son tratadas como piezas prescindibles de un sistema que descarta, lo que genera una profunda humillación”. Frente a este panorama tan “difícil, doloroso, desalentador y violento” la pregunta acuciante es qué respuesta anima a la comunidad cristiana.

El texto reconoce en la Eucaristía el alimento capaz de traer paz y acción transformadora: “El Cuerpo de Cristo se nos ofrece como el único alimento capaz de traer paz ante tanta violencia y también se ofrece como alimento y ejemplo de nuestro compromiso activo”.

Sacerdote Eucaristia

Movimiento de búsqueda

En este sentido, los obispos citan al papa León XIV: “en estas cuestiones es más importante saber acercarse que dar una respuesta apresurada”, instando a adoptar la actitud de “peregrinos de esperanza”: “La esperanza supone un movimiento de búsqueda… sale en busca de lo nuevo, de lo totalmente distinto… sale en busca de lo que aún está por hacer”.

El mensaje reafirma que el Corpus Christi, Día de la Caridad, es la fiesta del don que también llama a la acción: “Celebrar el día del Corpus Christi, la gran fiesta de la Caridad, es un signo profético de que la esperanza tiene y debe tener la última palabra… mientras haya personas que aman, que ayudan… la esperanza es imposible que se pierda”. Pero advierte que no basta con asistir a la Misa:

“Quien participa en la Eucaristía ha de empeñarse en construir paz y denunciar las circunstancias que van contra la dignidad del hombre, por el cual Cristo ha derramado su sangre…” . De lo contrario, la celebración corre el riesgo de caer en la “incoherencia”.

Propuestas concretas

Para vencer la violencia y renovar la esperanza, los obispos ofrecen “caminos de esperanza” en pequeños gestos cotidianos, como orar por los demás y con los demás, especialmente en comunidad y con silencio; unir Eucaristía y servicio al hermano necesitado de forma práctica; compartir testimonios vivos de fe y compromiso; buscar grupos o proyectos que unan fe y acción; promover espacios de reconciliación, sanando heridas propias y ajenas; escuchar sin juzgar, como acto de dignidad y esperanza.

El mensaje cierra con una invitación clara: no limitar la caridad a palabras sino convertirla en compasión activa. La labor de quienes trabajan en Cáritas, los voluntarios y las comunidades que comparten pan, palabra y escucha, prueba que la fiesta del Corpus puede ser un acto profético: “Mientras haya personas, hay esperanza”.

Noticias relacionadas