León XIV ha reaparecido esta mañana en la plaza de San Pedro para impartir su catequesis durante la audiencia general de los miércoles. Ante los miles de fieles congregados, el Papa ha echado mano de la parábola de los trabajadores de la viña para invitar a no caer en la tentación del desánimo. En su tercera audiencia, sin embargo, no ha hecho ningún alegato sobre la paz como en las dos anteriores.
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Siguiendo el ciclo de catequesis sobre la esperanza en este Jubileo 2025, Robert Francis Prevost ha comenzado explicando que, “a veces, tenemos la impresión de que no encontramos sentido a nuestra vida: nos sentimos inútiles, como los trabajadores que esperan en la plaza del mercado a que alguien los contrate. Pero a veces el tiempo pasa, la vida transcurre y no nos sentimos reconocidos ni apreciados”.
Y ha añadido: “Cuando no nos sentimos apreciados, reconocidos, corremos el riesgo de vendernos al mejor postor. El Señor, en cambio, nos recuerda que nuestra vida vale, y su deseo es ayudarnos a descubrirlo”.
El dueño de la viña
Recogiendo la parábola del Evangelio según Mateo, ha puesto en valor la figura del dueño de la viña, que sale varias veces a buscar obreros, incluso cuando solo falta una hora para que acabe la jornada de trabajo saliendo al encuentro de quienes habían perdido toda esperanza.
“¿Qué sentido tiene contratar trabajadores solo para la última hora de la jornada laboral? ¿Qué sentido tiene ir a trabajar solo por una hora? Sin embargo, incluso cuando nos parece que podemos hacer poco en la vida, siempre vale la pena. Siempre existe la posibilidad de encontrar un sentido, porque Dios ama nuestra vida”, ha remarcado el Pontífice.
León XIV ha resaltado la “originalidad” del dueño de la viña. “Con los primeros trabajadores, los que van a la viña al amanecer, el amo había acordado una paga de un denario, que era el coste habitual de una jornada de trabajo. A los demás les dice que les dará lo que sea justo. Para Dios es justo que cada uno tenga lo necesario para vivir. Y da a todos un denario”, ha señalado.

León XIV durante la audiencia general
Por eso, Prevost, dirigiéndose especialmente a los jóvenes, les ha pedido que “no esperen, sino que respondan con entusiasmo al Señor que nos llama a trabajar en su viña”. “¡No lo pospongas, arremángate, porque el Señor es generoso y no te decepcionará! Trabajando en su viña, encontrarás una respuesta a esa pregunta profunda que llevas dentro: ¿qué sentido tiene mi vida?”, ha agregado.
“¡No nos desanimemos! Incluso en los momentos oscuros de la vida, cuando el tiempo pasa sin darnos las respuestas que buscamos, pidamos al Señor que salga de nuevo y nos alcance allí donde lo estamos esperando. ¡Él es generoso y vendrá pronto!”, ha subrayado.