Javier Cercas y Mario Iceta, cara a cara. Algo más que interés en ver al escritor que se define como un ateo y laicista militante dialogando en un mano a mano con el arzobispo de Burgos. El ‘no hay billetes’ del Teatro Principal era testigo del inusitado encuentro para inaugurar la Feria del Libro de la ciudad, que hay quien definió como el acto cultural del año en la región.
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De fondo, ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, la obra en la que Cercas toma como punto de partida el viaje del fallecido papa Francisco a Mongolia para radiografiar, no solo a Jorge Mario Bergoglio, sino a toda la Iglesia.
Sentido del humor
Con humor y ironía, durante más de hora y media ambos afrontaron cuestiones tan trascendentales como la resurrección, y sobrevolaron nombres como Chesterton y san Juan de la Cruz, Dostoievski y Saramago. “El sentido del humor es lo más serio del mundo. Francisco era un reivindicador radical del sentido del humor”, comentó el autor, mientras que el arzobispo recogió el guante: “El sentido del humor es consustancial al cristianismo”.
“Lo de la vida eterna es tremendo. El cristianismo es una religión de rebeldes, contracultural”, llegó a sentenciar Cercas, que fue correspondido por el prelado: “Nosotros miramos la eternidad porque si no la vida sería tremendamente triste”. “La eternidad empieza aquí”, sentenció después Iceta, desde el convencimiento de que “la vida es un don pero llena de vicisitudes, que se compone de lo que recibes, y no puedes controlar, lo que eliges y donde te va llevando”.
Revolucionario y pertubador
Al abordar la figura de Francisco, Cercas no dudó en presentarlo como revolucionario, disruptivo y perturbador. Iceta optó por definirlo como “poliédrico”, a la vez que subrayó que no ha cambiado la doctrina eclesial, pero sí ha supuesto una invitación a volver a la esencia del cristianismo a Jesús de Nazaret. “Volver a la raíz es la gran tarea de la Iglesia”, reconoció el arzobispo.
Cercas no dudó en comentar en el auditorio que la Iglesia tiene un problema en materia comunicativa, al expresarse con un lenguaje “viejo, oxidado, poco interesante, almibarado, y nada fresco ni atractivo”. Es más, añadió: “Señor arzobispo, si Cristo atraía a la gente es porque tenía un lenguaje extraordinariamente distinto, fresco. Y el otro problema es que nadie lo entiende, que es críptico… ¡Que levanten la mano los que sepan que es la sinodalidad!”. Al constatar que era muchos los que alzaron sus manos, Cercas se sonrió: “Bueno, hay muchos aquí, se lo ha currado bien. Ojo, la sinodalidad no es un invento de Francisco. Ya estaba en los Hechos de los Apóstoles”.

Mario Iceta y Javier Cercas, durante el coloquio celebrado en Burgos moderado por moderado por José María Yudego
Además, Cercas aludió al anticlericalismo como “el cáncer de la Iglesia de hoy, porque ahora el sacerdote está por encima de los fieles, cuando, decía Francisco, debe estar delante del rebaño para guiar, dentro como parte de él y detrás para ayudar a los más vulnerables, pero nunca por encima, eso es abuso de poder”.
Interpelada y estimulada
“Yo pienso que el Papa era consciente de que nuestra fe cristiana necesita ser interpelada y estimulada por el mundo de hoy”, compartió por su parte el eclesiástico, que apuntó que “el ser de la Iglesia es llevar el mensaje de Jesucristo, de vida y de salvación al mundo de hoy y conocer cuáles son los interrogantes, los desafíos, los problemas que lleva la gente en su corazón y en la sociedad”. “A veces damos respuestas a preguntas que no se han hecho y quizás la gente de hoy no acude a la Iglesia para hacerle preguntas y estamos entre los de siempre”, comentó después.
Tampoco se quedó fuera del debate las aristas políticas del hecho religioso. Ambos coincidieron en el riesgo de que el mensaje del Evangelio se pueda tergiversar desde una ideología determinada. Bajo la máxima de que “no se identifica con ningún partido”, el arzobispo remarcó que “la Iglesia tiene principios pero no soluciones técnicas”.