El obispo de Teruel: “Se necesitan personas resucitadas, que mueran a los ataques destructivos y al ‘todo vale’”

José Antonio Satué cierra la Semana Santa de la diócesis con la misa de resurrección en la catedral y el mensaje de Pascua en la Plaza del Torico

La procesión del encuentro entre el Resucitado y la Virgen, en Teruel

La Plaza del Torico de Teruel acogió esta mañana el acto con el que culmina la Semana Santa de la diócesis aragonesa. Tras la procesión de Resucitado con la participación de todas las Cofradías y Hermandades de Teruel, y la misa de la resurrección en la catedral, el cortejó se dirigió a la plaza para representar el encuentro de Cristo con la Virgen, con suelta de globos y volteo de campanas incluido.



Fue allí donde el obispo turolense, José Antonio Satué, pronunció el mensaje de Pascua en el que enfatizó que “necesitamos personas resucitadas, que mueran a los ataques destructivos para resucitar a la crítica constructiva, que mueran al ‘todo vale’ para defender sus intereses”. En esta misma línea, hizo un llamamiento a los presentes para “resucitar así al respeto por la dignidad de todo ser humano, que mueran a la difusión de bulos para resucitar a la belleza de la verdad, que mueran al interés egoísta para resucitar al bien común que abarque a los más pobres, que mueran al ‘vamos de mal en peor’, para resucitar a una esperanza realista y comprometida”.

Transformar el mundo

Para Satué, “nuestro mundo necesita personas resucitadas, que a través de muchos pequeños compromisos renueven este mundo, que a veces parece abandonado a su suerte”.

El obispo de Teruel, José Antonio Satué, en la misa crismal

El obispo de Teruel, José Antonio Satué, en la misa crismal

En su reflexión, el obispo hizo suyo el pregón de Semana Santa que este año estuvo a cargo de Javier Sierra, para “celebrar con más fuerza la Pascua, la resurrección de Jesús”. “Los hombres y mujeres que seguimos a Jesús de Nazaret queremos anunciar al mundo un mensaje de esperanza”, reivindicó el prelado.

Dios apuesta por el amor

En un ejercicio de autocrítica, lamentó que “a veces parece que estamos en viernes santo, pues la mentira, la injusticia, la violencia, la corrupción, el sinsentido, el egoísmo y la muerte son muy fuertes”. Frente a ello, reivindicó valores evangélicos como “la verdad, la justicia, la paz, la honestidad, la confianza, el amor y la vida”.  “Dios apuesta por el amor que se entrega y no por la ambición que nos encierra”, apostilló justo después.

En un tú a tú con quienes le escuchaban en la plaza, el obispo de Teruel lanzó en desafío: “Toma la decisión de resucitar ya; mejor dicho: toma la decisión de dejarte resucitar, porque no podemos resucitar solos”. “Busquemos, por tanto, la cercanía de Dios y de las personas que aman de verdad y de las que todavía sufren en sus carnes la pasión de Cristo”, añadió. “Dejémonos tocar por el Resucitado y contagiemos al mundo, con nuestra vida resucitada, su amor y su esperanza”, remató.

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