Voces púrpura desde América Latina a horas del cónclave

A sólo horas del Cónclave, tres cardenales latinoamericanos: dos electores y un emérito han conversado con medios de comunicación sobre el futuro de la Iglesia y sobre el perfil de quien será el sucesor de Francisco.

Se trata de los cardenales Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá (Colombia), y Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil (Ecuador), ambos habilitados para estar en la Capilla Sixtina este 7 de mayo.

Por otro lado, Pedro Barreto, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama) y obispo emérito de Huancayo (Perú), quien a sus 81 años pudo participar solamente de las conferencias generales.

Común-unión latinoamericana

El cardenal Luis José Rueda recordó a ADN Celam que tras el periodo de despedida de Francisco se ha dado un proceso de transición, oración y, por supuesto, de esperanza frente “a lo que vamos a vivir como iglesia universal y latinoamericana”.

Mencionó la presencia de los 23 cardenales del continente americano, todos en comunión, agrupados en el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), han descubierto como “la Iglesia es capaz de ponerse en marcha con la historia,de nuestros pueblos, con sus sufrimientos para leer los signos de los tiempos”.

La tarea del sucesor de Francisco no es otra que “cumplir la misión que el Señor nos ha confiado, evangelizar”. Por supuesto, considera que “la iglesia latinoamericana tiene mucho para ofrecer al mundo”.

“Nos disponemos a participar también en el cónclave de una manera responsable, serena y con la confianza está en el Espíritu Santo que conduce los destinos de la Iglesia”, finalizó.

Sin secretismos ni tensiones

Luis Cabrera habló con el canal DNews. Salió al paso sobre las especulaciones en torno al Cónclave: “No hay nada de secretismo, se trata simplemente de crear un ambiente, donde cada cardenal pueda a conciencia votar por la persona más adecuada, lógicamente pidiendo al Espíritu Santo”.

Fin de las teorías conspirativas. El purpurado ecuatoriano zanja la cuestión, reitera que no se trata de “cosas extrañas”, al contrario, esta dinámica permitirá “garantizar la libertad interior”.

Sobre el perfil del futuro Papa, considera que debe responder con “fidelidad creativa” a la Palabra de Dios, que permita buscar nuevas formas para que “ese Evangelio pueda ser conocido”.

Asegura que “continuidad y renovación” van de la mano, son términos complementarios, por lo que “yo creo que no hay ese peligro de volver a un pasado, aferrarse a formas ya caducas”.

Entre cardenales – descarta – no están presentes esas dicotomías: progresistas o conservadores, “no, no (…) Esas categorías no existen entre nosotros porque es la fidelidad del Evangelio”.

Ser servidores de los demás, “no somos patrones, no estamos para subyugar a nadie y luego saber administrar, administrar con transparencia, con honestidad los bienes. En ese sentido la iglesia continuará con esa misión”.

Pluralidad de la Iglesia

La voz de la Amazonía estuvo presente con el cardenal Barreto en las conferencias generales. El purpurado de 81 años, muy cercano a Francisco, le ha dedicado sentidos elogios: “Fuimos testigos, no solo en Roma, sino en todo el mundo, de su liderazgo”.

Incluso entre los cardenales – electores y eméritos – ha quedado muy claro un “patente agradecimiento” hacia el pontificado del argentino, quien acuñó esos conceptos de Iglesia autorreferencial y de mundanidad espiritual.

Asevera el prelado peruano: “La iglesia tiene que salir, que no se mire a sí misma y que tenga la posibilidad de acercarse a todos los hombres, de todas las culturas”.

Por ende, el nuevo Papa que salga electo en este cónclave debe responder a la humanidad frente a flagelos como la injusticia, el cambio climático, tan sencillo como un perfil al “ejemplo de Jesús, ser un buen pastor, que acompaña, cura, alienta”.

Sobre las diferencias durante las conferencias generales opina que estas posturas encontradas son parte del proceso, “no nos deben asustar”.

Al contrario, “aquí es muy importante reconocer que hay una pluralidad, pero una pluralidad que debe enriquecer la unidad de la iglesia en la persona de Cristo”.