La jornada del lunes 5 de mayo en el Aula Nueva del Sínodo trajo consigo una doble sesión de congregaciones generales debido a la oleada de cardenales que quisieron intervenir antes del encierro en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa.
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Además de radiografiar al realidad eclesial y global, algunos purpurados elaboraron un retrato robot del futuro líder de la Iglesia católica. Tal y como difundió la Santa Sede, se dibujó el perfil de “un pastor cercano a la gente, puerta de comunión, que reúna a todos en la sangre de Cristo, en un mundo donde el orden global está en crisis”. Además, se hizo hincapié en la necesidad de que sea un hombre que tenga “una perspectiva de diálogo y de construcción de relaciones con los diferentes mundos religiosos y culturales”.
Un runrún latente
Según ha podido confirmar ‘Vida Nueva’, la reflexión que se genero en el foro vaticano aterrizó hasta tal punto que un veterano purpurado abrió el debate sobre si el próximo Pontífice debe regresar o no a residir a los Palacios Apostólicos.
Lo cierto es que el runrún sobre el hogar del próximo Obispo de Roma está sobre la mesa desde el inicio del precónclave, después de que Francisco decidiera vivir en la Domus Santa Marta. Aunque hay quien consideró que se trató de un gesto de austeridad, lo cierto es que fue una decisión operativa. Vivir en la residencia para sacerdotes le permitía, por un lado, no estar aislado y compartir con una comunidad parte de su día a día, incluidas las comidas. Por otro, Jorge Mario Bergoglio pudo desarrollar una agenda paralela verspertina de encuentros frente a las citas institucionales de la mañana que le permitiera obtener información por fuentes no oficiales de la situación de la Iglesia y del mundo.
Ayer, el cardenal que defendió la necesidad de regresar a los Palacios Apostólicos, expuso que Santa Marta ha supuesto un sobrecoste para las arcas vaticanas y que, además, ha dejado inutilizada a lo largo de estos doce años parte de la segunda planta del edificio.