No se ha convocado todavía, pero el próximo cónclave, en el que se decidirá quién recoge el testigo del papa Francisco, ya tiene su primera polémica. Y es que el ex cardenal Angelo Becciu se ha presentado en las congregaciones generales insistiendo en que tiene derecho de entrar a la Capilla Sixtina y elegir al nuevo Papa. O, quién sabe, incluso ser nombrado sucesor de Pedro.
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Francisco retiró sus privilegios como cardenal a Angelo Becciu en 2020, cuando fue acusado por la justicia vaticana de un delito de fraude financiero. Tras un juicio absolutamente inédito hasta la fecha, en 2023 fue condenado a cinco años de cárcel por marlversación y abuso de poder en relación a la venta fraudulenta del edificio en la Sloan Avenue londinense.
Sin embargo, tras la muerte de Francisco y justo cuando empiezan a llegar a Roma los purpurados de todo el mundo, Becciu se ha presentado como uno más, subrayando que en la lista de cardenales electores no hay 135 nombres, sino 136.
Una elección ¿inválida?
De hecho, si Becciu no hubiera sido condenado y despojado de sus privilegios cardenalicios –algo que considera una “vendetta” contra su persona en la que utilizaron al papa Francisco–, el sardo habría entrado al cónclave, ya que tiene 76 años y la edad máxima para hacerlo son los 80.
Lo cierto es que siempre ha insistido en su inocencia, y ahora reclama que, llamándole al último consistorio, Francisco le reconocía como cardenal, por lo que “la lista publicada por la Sala de Prensa no tiene ningún valor jurídico y debe tomarse como lo que es”.
Apartado de sus cargos y de sus derechos como cardenal, ya en 2020 el que fuera sustituto de la Secretaría de Estado cuestionaba la supresión de sus derechos como cardenal y subrayaba que esta decisión ponía en riesgo la validez canónica de la elección de un futuro Papa por el cónclave con su exclusión.